domingo, 28 de octubre de 2012
EL "TORSO" EL ULTIMO CASO DE ELLIOT NESS...Post Jo
Desde los años de la Gran Depresión, los vagabundos vivían a lo largo de Kingsbury Run, una zona cerca del río en Cleveland (Ohio), donde se refugiaban los miles de desocupados, cubriéndose con cartones y aumentando su población todos los días, con el paso de los trenes.
La zona de Kingsbury Run
El 5 de septiembre de 1934, apareció el llamado “Torso Playero”. Se trataba de un cadáver mutilado al cual se le había cortado a la altura de la cintura y las piernas al nivel de las rodillas. Los brazos y la cabeza nunca se encontraron. En el informe de la autopsia se dijo que el cuerpo había sido conservado un tiempo en cal.
Un año después, durante una calurosa tarde de septiembre de 1935, dos muchachos que jugaban a policías y ladrones tropezaron con una visión repugnante. Al fondo de una pendiente conocida como “La colina del asno" vieron algo extraño. Al fondo del lugar se encontraba el cuerpo de un hombre blanco. Tenía las piernas estiradas y sus brazos descansaban pulcramente a los lados, como si estuviera colocado para un entierro. Estaba totalmente desnudo, salvo unos calcetines negros. Pero lo peor era la mutilación a la que lo habían sometido: el cadáver había sido decapitado, sus extremidades cercenadas y sus órganos genitales cortados. Los calcetines cubrían los muñones de las piernas. Como detalle macabro, tenía la imagen del protagonista de la tira cómica Educando a Papá en la parte posterior del muslo.
Cuando la policía llegó, encontraron otro cuerpo escondido entre la cizaña. Era de un hombre más viejo y estaba mutilado de igual manera, aunque al parecer llevaba allí más tiempo. Había marcas de soga en las muñecas. Los músculos en el cuello de la víctima se retractaron, indicando que el hombre no sólo estaba vivo, sino también consciente, cuando fue decapitado. La decapitación se había hecho limpiamente con unos golpes de un cuchillo muy afilado. La víctima sufrió varios tajos en el cuello hasta que el asesino pudo decapitarlo por completo.
La zona de los crímenes
Dos meses después del inicio de los crímenes, se designó a Elliot Ness como encargado de combatir la corrupción policial en la ciudad. Ness fue promovido a Investigador Principal de la Oficina de Prohibición para Chicago y en 1934 para Ohio. Después del final de la Prohibición en 1935, tomó un trabajo con la administración local de Cleveland como el Director de Seguridad Pública. Dirigió a una campaña para limpiar a fondo la policía corrupta y los cuerpos de bomberos, y también abordar el juego ilegal y otros entretenimientos. Chicago estaba en paz, así que ya no necesitaba a un agente carismático del lado de la ley, por lo cual Ness tuvo que buscar trabajo.
El legendario Eliot Ness
Ness era un agente del Tesoro que, después de abandonar Chicago y trasladarse a Cleveland (con el gangster Al Capone entre rejas por evasión de impuestos y sin la ayuda de sus "Intocables"), se vio obligado a remover cielo y tierra para detener al asesino, con el fin de acallar la vox populi preocupada por la seguridad de sus hijos. Eliot Ness, con su aura de leyenda a cuestas, se involucró después de que apareciera el cuarto cuerpo desmembrado y degollado, seguro de que el autor debía ser una misma persona. La policía buscaba homosexuales con tendencias sádicas o fumadores de marihuana y ofrecía una recompensa de mil dólares, una fortuna en esos años.
Los datos que la policía tenía sobre el caso (documento oficial)
Otro cuerpo apareció en una cesta y al principio, unos curiosos confundieron aquellos despojos con varios jamones. La cesta contenía los restos desmembrados de una mujer; la policía determinó que llevaba poco tiempo muerta, pues se envolvió uno de los muslos con periódico del día anterior. La investigación reveló que faltaban algunas partes del cuerpo, entre ellos, la cabeza.
Días después, dos niños negros que atravesaban Kingsbury encontraron una cabeza cortada, envuelta en un par de pantalones. El resto del cadáver se encontró el próximo día, a menos de una milla de distancia de la cabeza. La víctima era un hombre joven, alto, de alrededor de veinte años, que lucía varios tatuajes. La víctima también estaba viva cuando se le decapitó.
El hallazgo de otro cadáver
La ciudad explotó. La prensa y el público no tenían ninguna duda de que había un asesino en serie suelto en la ciudad, un asesino que seguiría matando. La prensa bautizó al autor como “El Asesino del Torso”. Se le escapó a la policía durante meses. Siguió atacando en el cinturón de miseria. Se le bautizó así porque cortaba a sus víctimas la cabeza y las extremidades. En Pennsylvania se halló otro cadáver similar, con la palabra "NAZI" grabada a cuchillo sobre el cuerpo. Pero se determinó que el llamado "Torso Nazi" era obra de un copycat, un imitador del verdadero "Asesino del Torso".
Los titulares
Torso está considerado como el primer asesino en serie de la historia de Estados Unidos: un maníaco que despedazaba a sus víctimas y solamente dejaba el torso de los cadáveres, con cabeza, manos y pies amputados, lo que hacía imposible identificarlas, al no disponer siquiera de huellas dactilares o registro dental que comparar. Además, mandó cartas; el tipo de asesinatos hizo que muchos vincularan a Torso con el Vengador de la Dalia Negra, pero al analizar las pruebas, los investigadores determinaron que se trataba de dos homicidas diferentes.
La carta de Chicago
Los métodos del asesino plantearon otro punto. No se encontraron manchas de sangre; todas las víctimas habían sido fregadas y limpiadas de cualquier rastro que pudiera usarse como evidencia. Significaba que el asesino mata en un sitio, limpiaba los cuerpos y los transportaba a donde eran finalmente hallados.
Las investigaciones
Otro cuerpo fue descubierto el 22 de julio de 1936. Lo halló una muchacha de diecisiete años, que hacía caminata en los bosques al sur de la ciudad hasta que se topó con un cuerpo desnudo, acéfalo, arrojado en una barranca. Cerca se encontró ropa barata, lo que indicaba que podría haber estado viviendo en uno de los campamentos de vagabundos cercanos. Algunos vagabundos describieron a un hombre sospechoso al cual habían visto en la zona; con base en sus descripciones se hizo una máscara. Pero el 10 de septiembre, un vagabundo tropezó con un torso acéfalo y manco. Cuando la policía llegó, encontraron que se habían lavado los restos en una cloaca cercana. La autopsia reveló que el hombre llevaba muerto sólo cinco horas.
El cadáver de la cloaca
Este psicópata se convirtió en el principal quebradero de cabeza de Ness. Al “Asesino del Torso” se le atribuyeron doce muertes de mujeres y hombres de clase baja. Sólo dos de las víctimas fueron identificadas; hubo diez sospechosos y la investigación duró diez años. Los últimos cuerpos aparecieron en 1938.
Rostro del supuesto asesino, según descripciones de los vagabundos
Todo intento de encontrar al asesino fue infructuoso. Golpeó, mutiló y desapareció, sin dejar ninguna pista. Aunque la mayoría de las víctimas permanecían sin ser identificadas, la policía sospechó que eran prostitutas y vagos. El nuevo Juez del Condado, Samuel Gerber, creía que “El Asesino del Torso" era un hombre con entrenamiento médico, que narcotizó a sus víctimas antes de matarlos.
Vagabundos habitantes de la zona
Encontrar al asesino no era como encontrar una cervecería o el escondite de un gángster; esto quebrantó el espíritu de Eliot Ness. Hasta llegó a decir que el victimario era un hombre "grande, fuerte con un escalpelo”.
Otros vagabundos del área
Unos chicos encontraron más cadáveres en un tiradero de basura: torsos, esqueletos, partes de cuerpos… parecía una burla para Ness. Uno de los cuerpos era de una mujer que, según el forense, había estado guardada un tiempo en un refrigerador.
Una de las víctimas halladas en el basurero
Todo terminó cuando Eliot Ness ordenó prenderle fuego al asentamiento de desocupados. Inmensas zonas de bodegas y casas de madera ardieron en una noche de venganza y desesperación, destruyendo Kingsbury Run. Ness instruyó a la policía para arrestar a todos los que estaban en la zona esa noche. Eran las tácticas típicas de los "Intocables". Y aunque habían funcionado en Chicago, no sirvieron en Cleveland. Había una gran ola de indignación pública que condenaba a Ness, argumentando que su acción era la de un hombre desesperado, que sus métodos habían sido brutales y no resolvieron nada. Además, de los más de sesenta transeúntes que se arrestaron esa noche, ninguno resultó ser el asesino.
El gran incendio de Kingsbury Run
Ness arrestó entonces a Frank Sweeney, un médico esquizofrénico de su lista de sospechosos. Hasta lo interrogó en forma “secreta”, sometiéndolo a vejaciones y torturas, pero el doctor negó todo. No había pruebas, además. Ness lo presionó hasta que el médico no pudo más. Cuando se internó voluntariamente en un instituto psiquiátrico los crímenes se detuvieron, pero eso no demostraba que fuera el asesino y muchos supusieron que el verdadero criminal había aprovechado la coyuntura.
Frank Sweeney, el chivo expiatorio de Eliot Ness
Incapaz de capturar al verdadero asesino, Eliot Ness se hundió en el alcoholismo que había combatido en Chicago, durante los años de la prohibición. Dimitió en 1942, después de un accidente de auto. Se supo que había conducido alcoholizado.
Eliot Ness tras su caída
Más de una década después de que los asesinatos del torso se detuvieron, Ness recibió varias tarjetas postales de un paciente en una institución mental. Las tarjetas se mofaban de él con referencias a las matanzas brutales. Aunque el hombre que enviaba las tarjetas simplemente podría haber sido otro loco, Ness se quedó convencido de que aquel hombre era el verdadero asesino. Aunque a esas alturas ya no importaba.
Las cartas del presunto asesino
Eliot Ness nunca se recuperó de su desilusión; fue incapaz de cerrar el caso. Murió el 16 de mayo de 1957. Y para la policía, el caso del “Asesino del Torso” nunca fue cerrado.
VIDEOGRAFÍA:
”El Asesino del Torso” en Crímenes del siglo XX (subtitulado en español)
Torso (trailer)
FUENTE: ESCRITO CON SANGRE
LA BATALLA DE LAS LLANURAS DE ABRAHAM....Post Jo
La Batalla de las Llanuras de Abraham, también conocida como Batalla de Quebec, fue una batalla crucial en el teatro norteamericano de la guerra franco-india, como se conoció al episodio norteamericano de la Guerra de los Siete Años. El enfrentamiento, que dio comienzo el 12 de septiembre de 1759, se libró entre el ejército y la armada británica y el ejército francés en una meseta justo enfrente de las murallas de la Ciudad de Quebec.
La batalla enfrentó a menos de 10.000 efectivos entre los dos bandos, pero resultó ser un momento decisivo en el conflicto entre Francia y Gran Bretaña para dilucidar el destino de Nueva Francia, y que tuvo una influencia decisiva en la posterior creación del Canadá.
La batalla, de menos de una hora de duración, fue la culminación al asedio de tres meses efectuado por los británicos. El comandante británico, el general James Wolfe, rompió con éxito la columna de avance de las tropas francesas y de los milicianos de Nueva Francia a las órdenes de Louis-Joseph de Montcalm. Ambos generales fueron heridos de muerte durante el enfrentamiento; Wolfe murió en el campo de batalla, mientras que Montcalm falleció a la mañana siguiente. Como consecuencia, los ejércitos franceses en Canadá y el resto de América del Norte se encontraron bajo una creciente presión de las fuerzas británicas. Al cabo de cuatro años, casi todas las posesiones francesas en el este de Norteamérica fueron cedidas a Gran Bretaña.
Las colonias y fuerzas francesas en el noreste de Norteamérica fueron atacadas por las tropas británicas entre 1758 y 1759 como consecuencia de los últimos episodios de la guerra Franco-india. Los británicos vencieron en Louisburg en junio de 1758, pero esa victoria había sido precedida por la derrota de Fort Carillon apenas un mes antes. En agosto, Fort Frontenac cayó en manos británicas, lo que hizo que los franceses perdieran sus víveres y provisiones para la campaña del valle del río Ohio. Cuando algunos de los indios aliados de los franceses hicieron la paz con los británicos, Francia se vio obligada a retirar sus tropas. Los líderes franceses, concretamente el gobernador Pierre de Rigaud de Vaudreuil y el general Montcalm, se inquietaron por estos éxitos británicos. Sin embargo, Quebec seguía siendo capaz de defenderse mientras los británicos preparaban un triple ataque para 1759.
Vista del The Battlefield Park, con mesas de picnic y la torre Martello. |
Como parte de la ofensiva, el general James Wolfe llegó a Louisburg en mayo de 1759 para para la ofensiva del interior, mientras que otras tropas británicas avanzaron por el lago Champlain y tierra adentro desde el oeste. Wolfe se encontró con una fuerza inferior a la que había previsto; mientras que había esperado 12.000 hombres, sólo encontró unos 400 oficiales, 7.000 soldados regulares, 300 artilleros y una batería de infantería de marina. Las tropas de Wolfe estaban respaldadas por una flota de 49 buques y 140 embarcaciones menores mandadas por el almirante Charles Saunders. Como preparación al acercamiento de la tropa a Quebec, James Cook exploró una gran parte del río San Lorenzo, incluyendo un peligroso canal conocido como The Traverse. El navío de Cook fue a su vez uno de los primeros barcos remontando el río, sondeando el canal y guiando a la flota. Finalmente, Wolfe y sus hombres desembarcaron en la isla de Orleans el 28 de junio.
James Wolfe |
Los franceses intentaron atacar la flota enviando siete brulotes río abajo para interrumpir el desembarco, pero los brulotes hicieron fuego demasiado pronto y los marinos británicos, a bordo de chalupas, pudieron retirar las embarcaciones en llamas y dar vía libre a la flota. Al día siguiente, las tropas de Wolfe desembarcaron en la orilla sur del río en Point Levis, casi enfrente mismo de Quebec; a principios de julio se dispuso en el lugar una batería de artillería para bombardear la parte baja de la ciudad.
A pesar del derrotismo de los líderes franceses, las tropas profesionales francesas y los milicianos de Nueva Francia que defendían la ciudad se centraron en las preparaciones para repeler los ataques británicos en Beauport Shore. Montcalm y su estado mayor, el mayor general François Gaston de Lévis, el coronel Louis Antoine de Bougainville y el teniente coronel de Sennezergue, distribuyeron unos 12.000 efectivos en una serie de reductos fortificados y baterías en una línea de nueve kilómetros desde el río Saint-Charles hasta las cascadas de Montmorency, a lo largo de las zonas poco profundas del río por los que anteriormente los británicos habían intentado cruzar. Antes de la llegada de los británicos, había llegado a Quebec una pequeña flota con barcos de abastecimiento. Estas provisiones, junto con 500 hombres de refuerzo, ayudaron probablemente a soportar el largo asedio.
Wolf, estudiando el pueblo de Beauport, encontró que las casas habían sido cerradas con barricadas y organizadas para permitir disparar mosquetes desde el interior de las mismas; estaban construidas siguiendo una línea ininterrumpida a lo largo del camino, proporcionando una barrera formidable. Además, una cortina de árboles a lo largo del río Montmorency hacía que fuera peligroso acercarse por esa ruta. El 31 de julio las tropas de Wolfe lanzaron su primer ataque, conocido como batalla de Beauport o de Montmorency.
Aproximadamente 3.500 hombres, apoyados por un intenso fuego de artillería, intentaron tomar tierra, pero fueron atrapados bajo el fuego enemigo en las playas del río. Los granaderos de Louisburg, que alcanzaron la playa, intentaron realizar una carga, en líneas generales indisciplinada, contra las posiciones francesas, pero quedaron atrapados bajo el intenso fuego enemigo; una tormenta finalizó el combate y permitió a Wolfe retirar sus tropas tras haber sufrido unas 450 bajas en sus filas, por unas 60 entre los hombres de Montcalm.
Algunos de los oficiales franceses creyeron que la derrota en Montmorency sería el último ataque británico; Vaudreuil escribió más tarde que «No tenía más ansiedad por Quebec. Wolfe, te lo aseguro, no progresará... Se sentirá satisfecho habiendo perdido unos quinientos de sus mejores soldados». Predijo otro que otro ataque tendría lugar dentro de unos días. Entre los franceses, otros pensaron que la campaña había terminado.
Hoy en día, mientras que muchas de las playas a lo largo de la base de los acantilados que fueron escalados por los hombres de William Howe la mañana de la batalla han sido adquiridas y ocupadas por industrias, las Llanuras de Abraham propiamente dichas han sido conservadas formando parte de uno de los Parques Nacionales Urbanos de Canadá (National Urban Park). El The Battlefield Park fue creado en 1908 y combina las Llanuras de Abraham con el Parque Des Braves, en la Ciudad de Quebec.
En el lugar se construyeron caminos para visitar el parque y un centro interpretativo, y en el parque se llevan a cabo conciertos al aire libre. Hay dos monumentos, uno en el lugar de la batalla de Sainte-Foy y otro dedicado a Wolfe. En 1790, el Agrimensor General de Canadá, el mayor Holland, erigió una marca del meridiano en el sitio donde se dice que murió Wolfe. En 1913, la National Battlefields Commission (Comisión Nacional de Campos de Batalla) colocó una columna idéntica a la que había sido construida en el sitio en 1849. Además, hay también una Cruz de Sacrificio que fue construida en las Llanuras en memoria de los soldados que murieron en la Primera Guerra Mundial; ésta continúa siendo el lugar donde se celebran las ceremonias del Remembrace Day (Día del Recuerdo).