Francisco Pizarro, uno de los más grandes conquistadores que diera tanta gloria a España, primo segundo de Hernán Cortés y extremeño como muchos aventureros que partieron al Nuevo Mundo.
Nace en 1476 en Trujillo y con tan sólo veinte años se alista en los Tercios españoles combatiendo en las guerras italianas contra Francia bajo el mando del Gran Capitán. A su regreso a España prepara su viaje hacia América y en 1502 desembarca en la Isla de La Española.
En 1524 decide iniciar la conquista del Imperio Inca, hasta ese año Pizarro, que era un hombre activo, aventurero y combativo, nunca dejó de participar en expediciones por América Central, incluso estuvo presente en el descubrimiento del Mar del Sur de manos de Nuñez de Balboa.
Pasaron dos años de viaje llenos de fatigas y adversidades, cuando en 1526 y sin todavía alcanzar su obejetivo, la tropa de Pizarro llega agotada y exhausta a la famosa Isla del Gallo queriendo darse la vuelta o incluso desertar. Es en ésta isla dónde sucede la popular escena de la imagen izquierda. Al genial Pizarro no se le ocurre otra idea que trazar una raya en el suelo y sin falta de arenga alguna les dice a sus soldados:
- "Por este lado se va a Panamá, a ser pobres, por este otro al Perú, a ser ricos; escoja el que fuere buen castellano lo que más bien le estuviere".
Un gran silencio asoló a su tropa y tan sólo trece hombres cruzaron la raya. Pizarro congratulado por la decisión de estos trece valientes les dijo:
- "Sus nombres han quedado en la Historia".
Y que razón tuvo, los nombres fueron pasando a través de los siglos y quedaron plasmados para la historia. Los nombres son los siguientes:
Bartolomé Ruiz, Pedro Alcón, Alonso Briceño, Pedro de Candia (De Grecia, era el único extranjero de los Trece), Antonio Carrión, Francisco de Cuéllar, García Jerén, Alonso Molina, Martín Paz, Cristóbal de Peralta, Nicolás de Rivera, Domingo de Soraluce y Juan de la Torre.
Permanecieron cinco meses en la Isla del Gallo los catorce buenos hombres hasta que llegaron refuerzos desde Panamá. Aunque hambrientos y desolados Pizarro no dudó un segundo en zarpar hacia su objetivo de conquistar el Imperio Inca. En el momento que llega a Perú junto a 168 hombres, los incas estaban envueltos en una guerra civil y tiempos convulsos. Pizarro se entrevista con Atahualpa y se intercambian regalos, se puede decir que la relación era amistosa entre ambos.
Pero Pizarro ve una clara oportunidad para apoderarse de los Incas y pronto la relación con Atahualpa empeora y ya no es tan amistosa. Pizarro decide apresar a Atahualpa y ejecutarlo. Ya todo sería más facil para completar la Conquista. Pizarro se beneficia de su buen vínculo con la nobleza de Cuzco(Capital del Imperio Inca) y ocupa totalmente la ciudad nombrando a su hermano Alcalde de la ciudad. El propio Pizarro fundó varias ciudades como Lima(Capital actual de Perú) o Trujillo.
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