Así, un mozo francés de uno de los regimientos del prusiano fue seleccionado para tal guardia personal por cumplir aquellos requerimientos, si bien, no sabía nada de alemán. El rey tenía por costumbre hacer unas preguntas, siempre las mismas, a todo aquel que pasaba a formar parte del grupo de militares cercano a él y por ello hubo de preparase al francés, que no entendería al rey al desconocer su lengua, para responder como un autómata a las preguntas que le hiciera. Las preguntas en cuestión eran: ¿qué edad tienes?¿cuánto llevas en el ejército? y ¿están completos tu armamento y tu equipo?
Llegado el momento, quién sabe si porque Federico II vio la cara de francés del hombre que tenía delante o por otra razón, las preguntas fueron formuladas en otro orden:
- ¿Cuánto tiempo llevas en el ejército?
- Veintiún años -respondió el soldado.
- ¿Cómo que veintiún años?¿Qué edad tienes?
- Un año, majestad.
- O tu o yo hemos perdido el juicio.
- Ambos, majestad.
Fuente: Las anécdotas de la política, de Luis Carandell
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