sábado, 28 de diciembre de 2013

LOS ESTUDIOS CIENTÍFICOS MÁS EXTRAÑOS DE NUESTROS DÍAS.... Post Jo.


Las consecuencias de rebajar el déficit, a costa de los recortes presupuestarios en Ciencia y Educación, van a suponer un lastre demasiado pesado para nuestra sociedad (pan para hoy y hambre para mañana). Aunque, lamentablemente, también hay estudios cihentíficos para los que haber destinados fondos supone un insulto a la propia Ciencia. Estos son algunos ejemplos:

viernes, 27 de diciembre de 2013

EL PSICÓLOGO QUE SE ESPECIALIZO EN TRAUMATIZAR A SUS PACIENTES.... Post Jo



El psicólogo que se especializaba en traumatizar a sus pacientes


El pequeño AlbertEn varias oportunidades hemos hablado sobre experimentos realizados durante los inicios y mediados del siglo XX que, a pesar de ser considerados como poco éticos en el presente, eran en ese entonces aceptados en pro del avance del conocimiento y, por lo tanto, practicados por algunos de los profesionales más respetados en el mundo académico. Recordarán el experimento de Kellogg, en el cual Winthrop N. Kellogg expuso a su hijo recién nacido a criarse junto a un chimpancé para así estudiar las diferencias en la capacidad de aprendizaje entre ambas especies, la fábrica de emociones de Duchenne de Boulognelos experimentos con LSD del ejército británico, la obsesión del profesor Voronoff o las hijas de la ciencia entre otros. No obstante, la diferencia entre los experimentos anteriores y del que hablaremos hoy, el experimento sobre la adquisición de fobias del doctor John B. Watson, radica en que si bien extremos, éstos no buscaban causar un daño sobre los pacientes. No así con el experimento de Watson, que efectivamente tuvo como meta final el ver si mediante estímulos externos se podrían llegar a causar desordenes de comportamiento en seres humanos.
Adquiriendo fobias
El pequeño AlbertEl experimento ocurrió en la prestigiosa institución universitaria Johns Hopkins durante la segunda década del siglo XX. En el mismo, el ya por ese entonces afamado psicólogo John B. Watson, pionero en la escuela del estudio del comportamiento observable, se dispuso a realizar una serie de pruebas en un niño de nueve meses llamado Albert, supuesto hijo de una de las amas de crianza del hospital universitario -practica ya totalmente en desuso en Occidente, aunque aun practicada en otros lugares del mundo, en la cual se empleaba a una reciente madre de bajos recursos para que utilice parte de su leche materna para amamantar a otros niños- a la cual no se le comunicó precisamente al alcance y la extensión de lo que se buscaba con los experimentos. Watson tenía como teoría que el miedo irracional y las fobias hacia ciertos objetos, ya sean animados o inanimados, eran comportamientos adquiridos. Teorizaba en su trabajo que los humanos nacían sin ningún tipo de temor, y que estos miedos eran más bien el resultado de experiencias chocantes durante los primeros meses de vida. Experiencias que podían ser activadas mediante estímulos asociados a las mismas, por lo que, incluso sin que esté presente el objeto causante de dicho temor, Watson creía poder activar el comportamiento buscado solamente con traer cerca del paciente el estímulo asociado con el mismo. Obviamente el académico había sido fuertemente influenciado por los estudios de Ivan Pavlov en el comportamiento reflejo de los perros, estudios muy famosos y mencionados incluso al día de hoy.
El pequeño AlbertDe manera sorprendente una de las tareas más simples del experimento fue el conseguir el paciente sobre el cual experimentar. Algo ciertamente impensado en el presente donde incluso las investigaciones más costosas tienen que sortear gran cantidad de papeleo y tiempo de espera para acceder a seres humanos. Debiendo además atenerse rigurosamente a estrictos códigos de conducta y regulaciones, incluso cuando se trata de pacientes terminales que aceptan tratamientos experimentales como último recurso. Algo muy bueno ciertamente y señal de que, a pesar de hacer más dificultoso el trabajo de los investigadores, se ha ganado un mayor respeto por la vida humana.
Los miedos de Albert
Watson se propuso junto a Rosalie Rayner, su asistente, documentar sus hallazgos siguiendo un meticuloso método de experimentación en el cual se expondría a Albert a distintas pruebas emocionales a partir de las cuales, al cabo de un tiempo, podrían llegar a observarse cambios inducidos en el comportamiento en el infante. Para ésto, obviamente, primero debió de establecer si Albert ya sufría previamente de algún miedo, por lo que en primera medida se expuso al pequeño a objetos que luego iban a ser utilizados en la inducción de temores. Un conejo, una pequeña rata blanca, un perro, máscaras e incluso un mono eran algunos de estos objetos de prueba, a todos, el niño reaccionó sin temor. Mostrando incluso curiosidad y alegría por algunos.
El pequeño AlbertUna vez definido que no existía temor hacia los objetos que se iban a utilizar en las pruebas, Watson comenzó con su serie de experimentos. Como ya hemos mencionado, el mismo intentaba crear dos tipos de comportamiento: el primero y más simple era el de causar temor en el niño al presentarlo ante uno de los objetos seleccionados para éste fin; el segundo objetivo era el de crear un estímulo capaz de causar temor por si mismo aunque ninguno de los objetos temidos esté presentes. Incluso, Watson creyó poder llegar a remover dichos temores al traer los objetos causantes de los mismos y suministrar un estímulo placentero en las zonas erógenas del pequeño, una especie de anti-estímulo al estímulo original. Básicamente, el experimento se basó en una progresión que iría de un estímulo pasivo, el sonido estridente causante de una respuesta de temor pasiva, a un estímulo neutral, la introducción del objeto seguido del sonido estridente -asociando condicionalmente la respuesta de temor con el objeto-, a un estímulo condicional seguido por las respuestas de temor condicionadas causadas ya por mera introducción de los objetos.

El estímulo con el que se buscaba inducir temor inicialmente era muy brusco y hasta podríamos decir que incivilizado, ya que consistía en una barra metálica que, ubicada a pocos centímetros detrás de la cabeza de Albert, era golpeada con un martillo cada vez que Albert tocaba o intentaba algún tipo de interacción con alguno de los objetos. Produciendo un estridente ruido metálico que instantáneamente lograba estremecer al niño en gran medida. Según el mismo diario de notas de Watson, la primera vez que Albert escuchó el sonido fue cuando intentó acariciar una rata blanca que había sido puesta sobre su regazo durante la primer prueba. Respondiendo inmediatamente con terror y llevando sus manos a su rostro para caer hacia delante hundiendo su cara sobre el colchón en el que estaba sentado. Obviamente intentado protegerse de tan extraño y horrible sonido. Pasados unos instantes y recuperado del susto, Albert nuevamente intentó acariciar la rata para nuevamente ser amedrentado por el ruido de la barra. Siete días más tarde, la rata fue traía nuevamente, sólo que esta vez Albert no sólo no intentó hacer contacto con la misma, sino que además retiró rápidamente su mano cuando esta se le acercó. La rata sería entonces sacada de la vista del niño y la barra nuevamente golpeada con el martillo. Tras esto Albert cae hacia un costado y comienza a gemir con un claro tono de angustia. Acto seguido, la rata es nuevamente presentada ante el mismo y sólo esto bastó para desatar un desgarrador llanto por parte del niño. De aquí en más Albert se comenzaría a llorar con sólo ver la rata cada vez que ésta se le presentaba.
Así, Watson cometió toda una serie de experimentos relacionados, en los cuales expuso al pequeño ante máscaras, un perro y otros animales e incluso intentó ver si dichos miedos y reacciones de condicionamiento clásico podían llegar a ser transmitidos hacia otros objetos. Logrando efectivamente mediante una serie de estímulos y asociaciones lograr transferir el miedo que Albert tenía a la rata hacia un conejo. Una vez terminada ésta fase Watson deja al niño tranquilo por un lapso de treinta y dos días, ya que la segunda fase del experimento era el ver cuán perdurables eran estos temores. Al reanudar la serie de experimentos fue claro que Albert había adquirido y mantenido los miedos, mostrando gran disgusto cada vez que alguno de los objetos era presentado. Incluso, hacia el conejo, cuyo miedo al mismo había sido transferido.
El pequeño AlbertSi bien como mencionamos anteriormente la tercera fase buscaba ver si se podría llegar a reacondicionar la conducta del niño mediante la utilización de estímulos positivos para así eliminar los miedos, Watson abandona esta fase ya que el grueso de su experimento había sido realizado con éxito y éste deseaba presentar sus hallazgos en uno de los congresos de psicología más importantes del mundo en New York que tendría lugar a finales de ese mismo año, por lo que prefirió utilizar el tiempo restante del año para preparar sus publicaciones y presentaciones en vez de reacondicionar a Albert, sabiendo que muy posiblemente, como aclaró en su diario de notas, los nuevos miedos acompañen a Albert durante toda su vida. Si bien el investigador logró ganar una considerable fama mundial tras ser publicado su estudio. luego con el avance del la ciencia el mismo fue siendo descartado como inconcluyente. Curiosamente Watson es despedido por la universidad a los pocos meses de haber publicado el estudio y haberse vuelto famoso, no por torturar a un niño de nueve meses, sino por haberse descubierto su affair romántico con Rosalie Rayner.
¿Y Albert?
Del niño y su madre durante mucho tiempo no se supo más nada incluso a pesar de que décadas más tarde distintos investigadores intentaran ver qué fue de la vida del niño, por lo que, ante la falta de información, se llegó a creer que con el crecimiento de la conciencia ética entre las décadas del cincuenta y del sesenta, la universidad había decidido destruir dicha información para así evitar que algo que ya era vergonzoso se vuelva aun más. No obstante, un investigador que se interesó en gran medida por el destino del niño fue el psicólogo Hall Beck. Durante siete años realizó una intensiva búsqueda que lo llevó a hurgar entre las cartas de Watson y sus allegados así como entre los archivos de la universidad. Sin éxito, amplió su búsqueda hacia los los registros financieros de los involucrados, intentando ver si los movimientos de dinero de éstos durante ese período le daban alguna nueva pista. Tras investigar una serie de pagos realizados a Arvilla Merritte, una de las damas de crianza del hospital, Beck logró descubrir que Albert se llamaba en realidad Douglas, y el mismo era el hijo ilegitimo de esta mujer. Tras hallar a los descendientes de los Merritte, Beck logró acceder a distintas fotografías familiares en las que encontró imágenes de un niño llamativamente similar a Albert. Luego de una serie de tramitaciones Beck consigue que éstas sean analizadas por el departamento de imagen forense del FBI, el cual confirma que efectivamente Albert y Douglas eran el mismo bebe. Desgraciadamente, éste hallazgo también trajo a la luz que ninguno de los supuestos finales felices de la historia en los que Albert, o mejor dicho Douglas, era adoptado por una familia fueron ciertos, ya que el niño murió de hidrocefalia a la edad de seis años
Fuente: http://www.anfrix.com/2010/07/el-psicologo-que-se-especializaba-en-traumar-a-sus-pacientes/



¿QUE ES UNA BICOCA?...

Si recurrimos al diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, nos encontramos con una definición de "bicoca" como ganancia fácil de obtener, pero ¿de dónde procede esta palabra? 

Para encontrar su etimología hemos de dar marcha atrás al calendario y remontarnos a años gloriosos de la historia de España. Es más, años anteriores a que nuestra historia empezase a ser gloriosa y muy probablemente, al punto justo de inflexión entre la mediocridad y el esplendor. Y en ese punto, es cuando aparece la palabra bicoca... 


Y no así, con minúsculas, como ahora la utilizamos, sino con mayúsculas porque Bicocca es el nombre de un lugar; un pequeño villorrio situado en el Milanesado, nombre arcaico con el que se conocía el Ducado de Milán.






Actualmente Milán, una de las más prósperas e industrializadas ciudades, centro económico y financiero de Italia, ha absorbido la villa de Bicocca y la ha convertido en un barrio de la populosa ciudad, capital de la Lombardía. 

Pero por qué Bicocca pasa a significar algo fácil de obtener, es algo que queremos desvelar y para lo que nos tenemos que llevar hasta principios del siglo XVI y más concretamente al año veintidós de ese siglo. Época de turbulencias, la hegemonía del continente se la disputaban, por una parte, la Casa de Austria, con el Emperador Carlos I de España (y V de Alemania) que empezaba a consolidar una posición destacada gracias a los nuevos territorios descubiertos y desde donde empezaban a llegar riquezas insospechadas; de la otra Francisco I de Francia, de la dinastía de los Capetos y de la Casa Valois-Angulema, un príncipe del Renacimiento que elige la salamandra como emblema de su reinado.




Para quien no esté versado en el esoterismo y en el hermetismo, no será significativa la elección, pero es necesario decir que ese anfibio, también conocido como "tritón", es el símbolo de la alquimia, ciencia que en los años a que nos referimos se desarrollaba en sótanos y cavernas, al amor de una lumbre y en agitación de redomas y calderos, buscando la piedra filosofal. 


Carlos y Francisco son dos personajes de la historia mundial y en aquel momento las personas más poderosas de Europa; sus ambiciones están enfocadas sobre Italia, a la sazón península descompuesta en reinos pequeños y débiles, que se debaten entre el arte y la guerra, entre el poder temporal de sus mandatarios y el poder eterno del papado. Curiosamente ambos reyes llevan el ordinal primero tras sus nombres. 


La vida de ambos estuvo marcada por la permanente confrontación, por la enemistad más acérrima que los llevó en muchas ocasiones al campo de batalla, en donde el lado español se vio altamente privilegiado. 


Pero ambos soberanos eran cristianos, católicos, apostólicos y romanos, aunque cada uno un poco a su manera. Coincidían en mucho (su ambición por poseer la península italiana) y discrepaban en casi todo y eso los llevó a su permanente confrontación en la que el Austria llevó la mejor parte. Una de esas partes fue la batalla de Bicocca. 


Francia y la República de Venecia, habían formado un ejército combinado con el que hacer frente a las aspiraciones anexionistas que Carlos I tenía en Italia y para contar con mayor ventaja contrataron a un ejército mercenario cuya fama en Europa le hacía creerse la fuerza más poderosa del continente. Este ejército eran los Mercenarios Suizos que había forjado su prestigio en el campo de batalla durante la guerra de los Cien Años. 


Los suizos se caracterizaban por una férrea disciplina, por medio de la que imponían severos castigos a desertores o cobardes. Su forma de enfrentarse a la batalla tenía su inspiración en la falange Macedonia que había ideado Filipo II, padre del genial Alejandro Magno y con la que éste consiguió el mayor imperio de la época y un ejemplo de general conquistador. Formaban los Mercenarios en cuadrados de sesenta por sesenta metros, en los que concentraban hasta diez mil hombres provistos de lanzas tan largas como las "sissardas" macedonias que medían seis metros y medio. De esta forma organizados, eran invulnerables a la caballería enemiga que se ensartaba en la punta de las largas picas; con los escudos en ristre y sobre sus cabezas, los defendían de las lluvias de flechas enemigas. Los Mercenarios Suizos no eran amantes de armaduras ni se adaptaron a las armas de fuego, su vulnerabilidad a la artillería enemiga era salvada con movimientos rápidos que impidieran al contrario fijar la puntería. 







Sin lugar a dudas era un magnífico cuerpo de ejército que tenía sólo un problema: era caro, muy caro. Sus integrantes querían cobrar su salario con puntualidad y a veces las arcas de los reinos no estaban lo suficientemente llenas para pagarles, lo que sin ninguna duda conseguía devenir en problemas. 

En esta ocasión, los Mercenarios Suizos no habían cobrado todo lo que se les había prometido por participar en la guerra contra España y su malestar hacía recelar a franceses y venecianos, que eran comandados por Odet de Foix, vizconde de Lautrec, el cual, en 1521, se había retirado de Milán, permitiendo a las tropas imperiales de Carlos I hacerse con la ciudad. 

Pero un año después estaban dispuestos nuevamente al combate, sólo que los Mercenarios exigían una pronta batalla para satisfacer con el saqueo las deudas contraídas. Y en esa trampa cayó Lautrec, que ordenó lo preciso para entrar en combate y así ambos ejércitos se desplegaron cerca de la localidad de Bicocca el día 27 de abril de 1522. Del lado español, una nueva fuerza se había puesto a las órdenes de Próspero Colonna, el general que mandaba el ejército imperial: los arcabuceros. Una sección de infantería con armas de fuego portátiles y una eficacia de tiro más que aceptable, sobre todo si se comparaban con el arco y la flecha o la ballesta, usados hasta entonces. 

El arcabuz era un arma larga que se cargaba por la boca y que constituyó el preludio del mosquete y más tarde del fusil, armas más sofisticadas y más efectivas que lo desplazaron definitivamente, pero mientras se usó, fue un arma muy contundente a cincuenta metros, pues atravesaba fácilmente escudos y corazas. 

Se sabe, aunque ha permanecido en el olvido, que en esta batalla, tan decisiva como ignota, se empleó por primera vez el nuevo ingenio bélico y desde ese momento, las guerras cambiaron. Pero volvamos a los campos de Bicocca donde, a ambos lados del camino que lleva a Milán, desplegaron los ejércitos, siendo más privilegiado el español, pues mantenía la posición desde antes y así eligió un altozano que ofrecía con su cota de altura un punto a favor. 

Los Mercenarios Suizos hicieron su despliegue habitual, moviéndose con rapidez para evitar a la artillería de Colonna, pero cuando se aproximaban al cuerpo a cuerpo, hubieron de subir la leve pendiente sobre la que los tercios españoles esperaban. La marcha más lenta y las descargas cerradas de los arcabuceros hicieron estragos entre los suizos que en poco tiempo dejaron sobre el terreno a tres mil soldados y veintidós capitanes. 

Parece que no quisieron recibir más castigo, pues se retiraron del campo de batalla y tres días después volvieron a las montañas suizas, sin mucho afán por continuar sus vidas de soldados mercenarios.




Desde aquella batalla, que supuso un triunfo previo al que definitivamente se daría en la Batalla de Pavía, el cuerpo de arcabuceros jugó un papel esencial en todas las guerras, haciendo un combinado con las lanzas, en lo que se llamó cuadros de "Pica y Disparo", que fue el arma más poderosa hasta que se inventó la bayoneta en las postrimerías del siglo XVII. 

Por aquella victoria, incruenta por el lado español, en la que hasta la caballería francesa huyó ante el despliegue de los caballeros españoles al mando de Antonio de Leyva, se acuñó un término que ha llegado hasta nuestros días: "esto es una bicoca", que decimos cuando queremos dar a entender que a cambio de poco recibimos mucho.


Fuente: José María Deira




MISTERIOSAS MARCAS EN LA CÁMARA SECRETA....Post Jo


UN ROBOT FOTOGRAFÍA MISTERIOSAS MARCAS EN LA CÁMARA SECRETA DE LA GRAN PIRÁMIDE.



Hace 4.500 años que unos ojos no se posan sobre este recóndito lugar de la Gran Pirámide.

Y el olvido lo ha roto el pequeño robot por control remoto que está explorando ese túnel en el corazón de una de las más impresionantes construcciones del ser humano.

Misteriosas marcas han aparecido en el suelo de ese estrecho conducto de ventilación y los arqueólogos del equipo que investiga los secretos de las pirámides de la planicie de Gizeh aún no sabén encontrar explicación para las esas señales que han permanecido ocultas durante milenios.

Desde la Cámara de la Reina se adentra un angosto conducto de 63 metros de longitud por el que apenas cabe un pequeño robot explorador manejado a distancia y fotado de una cámara.

Las imágenes captadas por esta han revelado unas marcas en el suelo cuyo origen, significado y función se desconocen por el momento.

En el corazón de una colosal estructura de 146 metros de alto formada con más de 2 millones de gigantescos bloques, el túnel, de 20×20 cms. presenta esas marcas rojizas en la piedra así como unas pequeñas piezas de metal en medio de dos bloques que impedían el acceso a través del dichoso túnel.

¿Graffitis o símbolos religiosos? En esta galería fotográfica tenéis más instantáneas del misterioso rincón en el corazón de la Gran Pirámide cuyos secretos aún tardaremos en desentrañar habida cuenta de que hay un segundo bloque de piedra que bloquea el túnel y no será fácil abrirse paso a través del mismo.

LOS CELTIBEROS QUE MIRABAN LAS ESTRELLAS....Post Jo


Siendo infantes, muchas generaciones de españoles han estudiado en sus libros de texto la formación de los pueblos prerromanos. Íberos y celtas son nombres conocidos, pero no menos su peculiar unión: los celtíberos. El estudio de sus restos, al margen de rellenar las sempiternas lagunas de la Historia, ha brindado una de las aportaciones más importantes de la Arqueología española de las últimas décadas. 


Por fortuna los helenos y los romanos, viajeros, comerciantes y conquistadores, siempre hermanados por una insaciable curiosidad, recogieron informaciones –no siempre exactas, eso sí– de las poblaciones que se encontraron en la Península Ibérica. Era ésta una tierra exótica, en pleno confín del mundo y muchas regiones se volvían objeto de mitificaciones. No sabemos cuánto de exagerado hay en el mundo celtibérico, pero lo que parece claro es que su belicosidad y resistencia a los poderes externos causó interés por parte de los autores clásicos, que a veces alabaron su carácter fiero y valeroso. También queda claro, por las diferentes fuentes de las que se nutre la Historia, que las poblaciones celtibéricas se encontraban en estados muy avanzados con urbanismos incipientes en algunos casos –más que de ciudades se las calificaría de “oppida”– y economías monetales, muy influidas por el mundo de los griegos. El estudio de sus diferentes enclaves, así como las relaciones entre ellos y el resto del mundo, llevan años enriqueciendo el panorama historiográfico español, pero en algunos casos ha sido aún más especial. Numancia, por ejemplo, no sólo significó un aporte a la Historia peninsular si no que sirvió de plataforma ideológica para lanzar mensajes más o menos nacionalistas, en un sentido o en otro, reinterpretando su resistencia de una forma un tanto anacrónica. En el caso que nos ocupa la peculiaridad ha venido por otros derroteros.

Sus habitantes la llamaron Sekaisa, como reza en sus monedas, que quizá pudo significar “la poderosa” y su descubrimiento no careció de dificultades. Enclavada en la Celtiberia, en una depresión del sistema central cerca del valle del río Perejiles y muy cerca del Cerro de Bámbola–donde se halla el yacimiento de Bílbilis–, su dominio de la zona como punto de paso explicaría su pujanza en el siglo II a. C. De hecho, si hacemos caso de las fuentes clásicas –que en su mayoría la adscribían al pueblo de los belos– como el “Bellum Numantinum” de la “Historia Romana” de Apiano, fue una de las protagonistas de la lucha contra el poder de Roma. La erección de unas murallas más potentes en la ciudad  violó una serie de acuerdos y motivó a los habitantes del Lacio a declararles la guerra. En principio los segetanos, aliados de los numantinos consiguieron frenar a Fulvio Nobilior, el cónsul romano enviado a castigarlos, pero éste pudo reaccionar y dispersó al ejército celtibérico, arrasando la vieja Sekaisa en el 153 a. C.Con el paso del tiempo y los continuos avances romanos toda el área, a lo largo de ese siglo, pasó a dominio directo de Roma. Como curiosidad, baste decir que esta guerra alteró el calendario romano, que empezó a contar el comienzo del año en enero y no en marzo como se hacía tradicionalmente.


Buscando Segeda

Quizá en parte por la afirmación de Estrabón de que los habitantes de esta ciudad eran arévacos y no belos y por el hecho de encontrar referencias, como la de Esteban de Bizancio en el siglo VI, de hasta tres Segedas –algunos hablan de cuatro– en la Península Ibérica, los restos de la ciudad tardaron siglos en poder ser encontrados. Documentos del siglo XIII y hasta del XVII, siguiendo a Estrabón, continuaron deformando la información sobre su posible ubicación, por lo que el problema de Segeda se hizo crónico. 

Pero en 1867 la aparición de algunos restos en las tierras de los Condes de Samitier, despertaron la curiosidad de esta familia y de las gentes doctas aragonesas, informando del valor de las ruinas –todavía sin saber claramente qué eran- a la Real Academia de la Historia. La mención de estructuras ordenadas y de mosaicos parecía dejar clara su pertenencia a la cultura romana, por lo que nadie pensó en la ciudad celtibérica. Pero como la zona claramente poseía una riqueza histórica explotable, los mismos dueños de las tierras escarbaron en ella. Así, en 1907, el conde de SamitierCarlos Ram de Viu, descubrió la existencia de una necrópolis que parecía intacta. Sus informes llegaron a oídos de uno de los grandes arqueólogos españoles del siglo XXPedro Bosch Gimpera (1891-1974), que inició unos trabajos de campo entre los años 1915-1920.
Él se percató perfectamente de que la cerámica de las tumbas no era precisamente romana sino más bien una mezcla de elementos íberos y célticos. Quedaba claro que las tumbas escondían más de lo que se había supuesto y si era un cementerio prerromano la ciudad que lo nutrió tenía que estar cerca. El mismo Adolf Schülten, una figura de la Arqueología alemana que dejó su huella en España, postuló en 1914 que la tierra de los belos, a la que adscribía Segeda, comprendía esos parajes. Incluso llegó a situar la misma ciudad en la localidad de Durán de Belmonte, haciéndose eco de las investigaciones deRam de Viu

Surgen los problemas

Los trabajos y sondeos que se realizaron en Belmonte produjeron dudas por parte de la comunidad científica por el hecho de que los restos no parecían tener una antigüedad inferior amediados del siglo II a. C. Pero los materiales que iban apareciendo eran claramente celtibéricos, por lo que la incógnita se mantenía. Después de un hiato de varias décadas, los historiadores empezaron a barajar otras localizaciones para Segeda en la misma zona, pero todo era pura teoría. Por fin, en 1985, las indagaciones de Francisco Burillo Mozota y Mariano Ostalé Martínez, descubrieron otro poblamiento celtibérico vecino en la localidad de Poyo de Mara, a escasísimos kilómetros de Durán de Belmonte. Parecían enclaves demasiado importantes para estar tan cercanos entre sí, ya que lo normal es que una “oppidum” dominase, como cualquier población, un territorio o “hinterland” que le suministrara recursos. ¿Cómo podían estar dos ciudades como estas tan cerca?

Segeda es descubierta

Las dudas eran tan sugestivas que ya en 1986 se realizó una primera campaña de excavación dirigida por Burillo y Maria Luisa de Sus, con un buen equipo científico que se dedicó a prospectar y sondear diferentes partes de ambos yacimientos. Así se llegó a la conclusión de que el de Belmonte era una continuación cronológica del de Mara, por lo que no era descabellado concebirlos como la misma población, que habría cambiado de ubicación en el tiempo, algo no demasiado raro en la Historia humana. El poblamiento más antiguo, la “palaiapolis” o “ciudad antigua” había sido destruida en algún momento de mediados del siglo II a. C., justamente cuando las fuentes hablan de las acciones de Nobilior en el territorio. Su adscripción como la Segeda se confirmó con las monedas y materiales que se fueron encontrando, designando a la ciudad primigenia, la de Poyo de Mara, como Segeda I –destruida por los romanos en el 153 a. C.- y la de Belmonte como Segeda II

Francisco Burillo, interesado sobre todo por la riqueza historiográfica que podía aportar el “oppidum” más antiguo, dedicó sus esfuerzos a promover un estudio exhaustivo, pero no fue hasta 1998 cuando se materializaron en el llamado: “Proyecto Segeda”, con la colaboración de los ayuntamientos de ambas localidades, la Universidad de Zaragoza y el Ministerio de Cultura. El año siguiente ambos lugares serían declarados Bien de Interés Cultural por parte delGobierno de Aragón. Las campañas arqueológicas, iniciadas en el año 2000 de manera sistemática y continuada, han contando con especialistas del más alto nivel y han servido de laboratorio para la aplicación de una arqueología “de vanguardia”, destacando los SIG(Sistemas de Información Geográfica) que inciden en el conocimiento de la topografía de los yacimientos para entender su relación con su entorno y la posibilidad de un desarrollo sostenible para la zona. 

Pero lo que más ha llamado la atención de los historiadores y del gran público ha sido la interpretación de una parte del enclave de Segeda I como un posible observatorio astronómico. La noticia, que se hizo pública en el año 2009 revalorizaba el yacimiento aragonés a nivel cualitativo. Pues si bien es sabido que a lo largo de toda la Historia la Astronomía ha sido básica para la supervivencia de los grupos humanos desde la Prehistoria, no se han conservado demasiados ejemplos. La estructura segetana, una plataforma de planta trepezoidal, de la que han perdurado el arranque de los muros, poseía una orientación especial y matemáticamente deja claro unos conocimientos muy avanzados y el empleo de una base sexagesimal. De 312 metros cuadrados, estaba alineada con el cerro de La Atalaya y con la puesta del Sol en el Solsticio de Verano. También permitía un seguimiento de la Parada Mayor de la Luna, un ciclo astronómico conocido como “de Metón” de 19 años de duración lo que indica un conocimiento astronómico muy antiguo y continuado. De esta forma el futuro de los sitios arqueológicos zaragozanos no puede depararnos más que magníficos avances en la investigación del ser humano. 

Más información en: http://www.segeda.net


PETER HURKOS, DETECTIVE PSÍQUICO...





Peter Hurkos nació en Holanda en 1911 y, a diferencia de la mayoría de  detectives psíquicos y sensitivos en general, no mostró unas  especiales capacidades paranormales en su infancia.

Solo en 1941, cuando sufre un fuerte traumatismo craneoencefálico al caerse desde un cuarto piso mientras pintaba un edificio de La Haya, comienza a protagonizar extrañas percepciones extrasensoriales.

 En realidad su cerebro sufrió daños irreparables en algunas áreas, por ejemplo, limitando enormemente su capacidad de concentración.

Pero ello no le impide expresar sus capacidades paranormales, que comenzaron a manifestarse sólo cuatro días después del accidente.
Hurkos colaboró con las policías de todo el mundo, obteniendo su éxito más notable en 1951, cuando Scotland Yard acude a él para que les ayude a localizar la Piedra de la Coronación escocesa o “Piedra del Destino”, Que había sido hurtada en la Abadía de Westminster. La Piedra de la coronación es uno de los símbolos fundamentales de la mitología británica, lo que añade un valor intrínseco al que ya tiene como joya. Desde el siglo XIII, la “Piedra del Destino” se coloca bajo el sillón de la Coronación en la citada Abadía, sobre la cual se sentaban los sucesivos reyes de Inglaterra el día que eran nombrados soberanos. Lo sorprendente es que, con su colaboración, la pieza fue recuperada. Los agentes de Scotland Yard descubrieron gracias a Hurkos la palanca que los ladrones habían utilizado para mover una piedra de 250 kilos de peso de su zócalo. Además, y este es el detalle más interesante del caso, Hurkos realizó un retrato-robot de los autores del robo, que fue publicado en todos los periódicos británicos.

Esto hizo que los ladrones devolviesen la joya, aterrorizados por el presunto parecido de los dibujos con sus rostros reales.En otras palabras, por temor a los presuntos poderes psiquicos del vidente,
confesaron. Un dato a tener en cuenta...

En 1958 fue la policía de Miami la que "certificó" la utilidad de Hurkos como "detective psíquico" al informar al Jefe del Departamento de Homicidios de la Policía de Miami, Tom Lipe, sobre el tatuaje, el nombre de pila y el pasado como marino, del autor de un asesinato sobre el que los policias carecían de toda pista.

Lipe no tuvo ningún pudor en dedarar: "Supongo que algunos pensarán que estamos locos por aceptar la ayuda de un vidente... No sé como lo hace Hurkos. Solo les puedo contar lo que he visto y
es sorprendente...”

Con esas referencias no es extraño que el Fiscal General de Boston (USA) acudiese a Peter Hurkos, en 1961, para pedir su colaboración en la búsqueda de uno de los asesinos en serie más célebre de la Historia:


El estrangulador de Boston. Para cuando Hurkos se unió a la policía, "el estrangulador" ya se había cobrado 11 de sus 13 víctimas, todas ellas mujeres.

La policía entregó al "detective psíquico" las medias y pañuelos -con doble nudo- que "El estrangulador" utilizaba para asesinar a sus víctimas, con las que llegaba a acostarse toda la noche para "impregnarse de su energía". Además facilitaron a Hurkos más de 300 fotografías de las víctimas y el lugar de los crímenes.

En honor a la verdad debemos reoonocer que "el hombre del cerebro-radar" consiguó sorprender a los agentes, al facilitar datos concretos sobre algunos de los crímenes, que no se habían filtrado a la prensa
ni -teóricamente- Hurkos podía conocer. De hecho Hurkos tocaba las fotografías por el reverso, y era capaz de describir las escenas que recogían sin verlas. Más aún, llegó a identificar una foto que no tenía relación con el caso, y que la policía había colocado entre las demás para sondear la autenticidad o falsedad de sus poderes.

Así que, tras ganarse la confianza de los investigadores, no les faltó tiempo para proceder a una detención cuando el vidente apuntó a un fetichista, Thomas O'Brian, como el presunto
homicida múltiple... No deja de ser interesante, desde el punto de vista criminológico, que la policía se decida a ejecutar una detención, basada en el testimonio de un vidente...

Esto es relativamente compresible si analizamos en detalle el informe de Hurkos sobre O´Brian (en realidad un nombre falso facilitado por la policía para proteger la identidad del detenido). Es cierto que los datos
aportados por Hurkos sobre Thomas O’Brian resultaron absolutamente precisos. Lamentablemente no se trataba del asesino.

Al menos no para la policía de Boston. Es justo reconocer que las sesiones psíquicas de Hurkos aportaron
detalles sumamente precisos sobre las víctimas, y las circunstancias de sus homicidios, pero no fueron lo suficientemente precisas como para llegar hasta Albert DeSalvo, condenado por todos los asesinatos y que, por cierto, fue condenado a cadena perpetua, a pesar de habérsele diagnosticado oomo un caso ejemplar de "Personalidad Múltiple".

 Hurkos mantuvo siempre que DeSalvo era inocente, y que el verdadero estrangulador era Thomas O'Brian, que había sido ingresado -voluntariamente- en el mismo hospital psiquiátrico que DeSalvo.



Fuente:Manuel Carballal

Vicepresidente 2º CIAC
EL ARCHIVO DEL CRIMEN