Entre 1894 y 1896 tribus kurdas motivadas por el sultán Abdul Hamid II asesinaron a unos 300.000 cristianos. Era el preludio del intento turco de exterminar a los armenios, que en las primeras décadas del siglo XX tuvieron 1 millón y medio de muertos, incluyendo cristianos asirio-caldeos, y otro millón fue deportado, caminando centenares de kilómetros por las zonas semide
sérticas de Siria. Algunos escaparon a Rusia, Europa y Estados Unidos.
Las primeras consecuencias de este genocidio fueron:
Consolidación de una homogeneidad étnica, cultural y religiosa de Turquía, ideal de los Jóvenes Turcos del Partido Unión y Progreso, base de Mustafá Kemal para fundar la república.
Aumentó la conciencia de los armenios para tener su propia patria.
Incrementó el problema kurdo, ya que sin armenios, éstos son la población mayoritaria del este de Anatolia.
Pero el problema armenio es una espina en Turquía. Una serie de ataques del ASALA (Ejército Secreto de Liberación Armenio) en los años 70 motivaron a que el mundo pida que los turcos reconozcan el genocidio, incluso en 1987 el Parlamento Europeo lo consideraba un requisito para entrar a la Comunidad.
Pero Turquía niega que se haya producido tal genocidio, incluso se presenta como víctima y en el museo histórico de Erzurum hay una sección dedicada a las masacres cometidas por los armenios. Turquía justifica su postura argumentando que no hubo genocidio, sino que los muertos lo fueron por las condiciones del traslado o por enfrentarse al ejército turco y que ese traslado era temporal debido a la participación turca en la I Guerra Mundial.
¿Cómo se llegó a ese punto?
Abdul Hamid II era sultán de un Imperio Otomano multiétnico y mutirreligioso.. Los armenios, indoeuropeos cristianos, sucesores del Imperio de Urartu, eran unos tres millones distribuidos entre Rusia y el Imperio Otomano. Desde el siglo XIV, Armenia era un territorio codiciado por persas y otomanos.
Durante el siglo XIX Rusia presionaba en el caúcaso y surgieron los primeros partidos nacionalistas armenios influidos por las ideas liberales, democratizadoras y revolucionarias de Europa. Estos grupos motivaron sublevaciones, ataque y atentados en el este de Anatolia: el grupo Armenagán provocó una insurrección en Van en 1885, el partido marxista Hentchak impulsaba la resistencia armenia frente a los latifundistas, funcionarios y kurdos; en 1893 la ciudad de Sasun se negó a pagar impuestos musulmanes.
En 1894 Abdul Hamid II ordenó la actuación del ejército y la hamiyide, caballería kurda similar a la cosaca. Pronto era una guerra civil religiosa y las matanzas se hicieron comunes en Trabzon, Erzurum, Erzicam, Kayseri, Urfa, Diyarbakir, Bitlis y Mardin.
Estados Unidos abrió en enero de 1895 dos consulados en Elazig y Erzurum, debido al riesgo de los misioneros norteamericanos que trabajaban en poblaciones que sufrían matanzas de origen religioso.
El 26 de agosto de 1896 un comando del partido Dashnakzutiun atacó la Banca Otomana en Estambul y el gobierno respondió eliminando a los armenios de la capital y dejando de reconocerlos como Mollet, entidad religiosa-étnica que debía ser protegida.
Pero los intelectuales armenios no cuestionaban su pertenencia al Imperio Otomano, sino que veían a Abdul Hamid II como la causa de sus males y hasta apoyaron a los Jóvenes Turcos para lograr una reforma en el gobierno. Pero los sucesos de 1915 crearon en ellos la conciencia de ser un pueblo distinto.
Al llegar al poder en 1909, los Jóvenes Turcos del Partido Unión y Progreso apostaron por una entidad política homogénea culturalmente y rechazaron las reivindicaciones políticas y culturales armenias, apoyadas por Rusia. Una matanza en Adana, Cilicia, en 1909, aumentó la distancia.
La entrada de Turquía junto a los Imperios Centrales en la IGM hizo ver a los armenios y cristianos asirios como una amenaza y se detuvo a los líderes, mientras el Estados Mayor alemán recomendaba deportar esa minoría. Acusados de intentar destruir la paz y seguridad del estado Otomano, el 28 de junio de 1915 se ordenaba a los armenios, salvo los enfermos, abandonar los pueblos y barrios que ocupaban en cinco días. Sería un traslado temporal y protegido por gendarmes, que dispararían a aquellos que atacaran las caravanas armenias y a los armenios que se resistieran.
Un despacho de la embajada norteamericana de Constantinopla el 16 de julio informaba que se desarrollaba una campaña de exterminio y el 24 se confirmaba que los deportados fueron asesinados a tiros un par de días después de su partida. Los responsables fueron los gendarmes encargados de su custodia y bandas de achetés, convictos liberados y armados para asesinar a los armenios.
Tropas rusas y armenias derrotaron a los turcos en 1917, pero la Revolución Rusa les permitió recuperar el terreno perdido, aunque el tratado de Mudros (30 de octubre de 1918) los obligó a regresar a las líneas de 1914 y el de Sevrés (agosto de 1920) reconocía la independencia de la Armenia histórica y las fronteras serían delimitadas por un arbitraje del presidente norteamericano Thomas Woodrow Wilson.
En noviembre, Mustafá Kemal Ataturk ocupó la Armenia turca y amenzaba la Armenia rusa. El avance bolchevique en la región permitió que esa región sea una república independiente.
De los más de dos y medio millones de armenios del Imperio Otomano, 800.000 llegaron vivos a los centros de deportación en Siria y 300.000 llegaron a la Armenia independiente. De los 200.000 armenios de Constantinopla quedaron 30.000. Hoy quedan unos pocos miles de cristianos armenios y asirios en Anatolia y Estambul.
Las primeras consecuencias de este genocidio fueron:
Consolidación de una homogeneidad étnica, cultural y religiosa de Turquía, ideal de los Jóvenes Turcos del Partido Unión y Progreso, base de Mustafá Kemal para fundar la república.
Aumentó la conciencia de los armenios para tener su propia patria.
Incrementó el problema kurdo, ya que sin armenios, éstos son la población mayoritaria del este de Anatolia.
Pero el problema armenio es una espina en Turquía. Una serie de ataques del ASALA (Ejército Secreto de Liberación Armenio) en los años 70 motivaron a que el mundo pida que los turcos reconozcan el genocidio, incluso en 1987 el Parlamento Europeo lo consideraba un requisito para entrar a la Comunidad.
Pero Turquía niega que se haya producido tal genocidio, incluso se presenta como víctima y en el museo histórico de Erzurum hay una sección dedicada a las masacres cometidas por los armenios. Turquía justifica su postura argumentando que no hubo genocidio, sino que los muertos lo fueron por las condiciones del traslado o por enfrentarse al ejército turco y que ese traslado era temporal debido a la participación turca en la I Guerra Mundial.
¿Cómo se llegó a ese punto?
Abdul Hamid II era sultán de un Imperio Otomano multiétnico y mutirreligioso.. Los armenios, indoeuropeos cristianos, sucesores del Imperio de Urartu, eran unos tres millones distribuidos entre Rusia y el Imperio Otomano. Desde el siglo XIV, Armenia era un territorio codiciado por persas y otomanos.
Durante el siglo XIX Rusia presionaba en el caúcaso y surgieron los primeros partidos nacionalistas armenios influidos por las ideas liberales, democratizadoras y revolucionarias de Europa. Estos grupos motivaron sublevaciones, ataque y atentados en el este de Anatolia: el grupo Armenagán provocó una insurrección en Van en 1885, el partido marxista Hentchak impulsaba la resistencia armenia frente a los latifundistas, funcionarios y kurdos; en 1893 la ciudad de Sasun se negó a pagar impuestos musulmanes.
En 1894 Abdul Hamid II ordenó la actuación del ejército y la hamiyide, caballería kurda similar a la cosaca. Pronto era una guerra civil religiosa y las matanzas se hicieron comunes en Trabzon, Erzurum, Erzicam, Kayseri, Urfa, Diyarbakir, Bitlis y Mardin.
Estados Unidos abrió en enero de 1895 dos consulados en Elazig y Erzurum, debido al riesgo de los misioneros norteamericanos que trabajaban en poblaciones que sufrían matanzas de origen religioso.
El 26 de agosto de 1896 un comando del partido Dashnakzutiun atacó la Banca Otomana en Estambul y el gobierno respondió eliminando a los armenios de la capital y dejando de reconocerlos como Mollet, entidad religiosa-étnica que debía ser protegida.
Pero los intelectuales armenios no cuestionaban su pertenencia al Imperio Otomano, sino que veían a Abdul Hamid II como la causa de sus males y hasta apoyaron a los Jóvenes Turcos para lograr una reforma en el gobierno. Pero los sucesos de 1915 crearon en ellos la conciencia de ser un pueblo distinto.
Al llegar al poder en 1909, los Jóvenes Turcos del Partido Unión y Progreso apostaron por una entidad política homogénea culturalmente y rechazaron las reivindicaciones políticas y culturales armenias, apoyadas por Rusia. Una matanza en Adana, Cilicia, en 1909, aumentó la distancia.
La entrada de Turquía junto a los Imperios Centrales en la IGM hizo ver a los armenios y cristianos asirios como una amenaza y se detuvo a los líderes, mientras el Estados Mayor alemán recomendaba deportar esa minoría. Acusados de intentar destruir la paz y seguridad del estado Otomano, el 28 de junio de 1915 se ordenaba a los armenios, salvo los enfermos, abandonar los pueblos y barrios que ocupaban en cinco días. Sería un traslado temporal y protegido por gendarmes, que dispararían a aquellos que atacaran las caravanas armenias y a los armenios que se resistieran.
Un despacho de la embajada norteamericana de Constantinopla el 16 de julio informaba que se desarrollaba una campaña de exterminio y el 24 se confirmaba que los deportados fueron asesinados a tiros un par de días después de su partida. Los responsables fueron los gendarmes encargados de su custodia y bandas de achetés, convictos liberados y armados para asesinar a los armenios.
Tropas rusas y armenias derrotaron a los turcos en 1917, pero la Revolución Rusa les permitió recuperar el terreno perdido, aunque el tratado de Mudros (30 de octubre de 1918) los obligó a regresar a las líneas de 1914 y el de Sevrés (agosto de 1920) reconocía la independencia de la Armenia histórica y las fronteras serían delimitadas por un arbitraje del presidente norteamericano Thomas Woodrow Wilson.
En noviembre, Mustafá Kemal Ataturk ocupó la Armenia turca y amenzaba la Armenia rusa. El avance bolchevique en la región permitió que esa región sea una república independiente.
De los más de dos y medio millones de armenios del Imperio Otomano, 800.000 llegaron vivos a los centros de deportación en Siria y 300.000 llegaron a la Armenia independiente. De los 200.000 armenios de Constantinopla quedaron 30.000. Hoy quedan unos pocos miles de cristianos armenios y asirios en Anatolia y Estambul.
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