domingo, 7 de octubre de 2012

BIBLE JOHN, LOS ASESINATOS DE GLASGOW....Post Jo





“La sangre de tu hermano clama a mí desde la Tierra”.
Génesis



Patricia Docker, un ama de casa de veinticinco años, tenía una vida normal: casada y madre de un niño, trabajaba como enfermera en un gran hospital de Glasgow (Escocia). Sin embargo, necesitaba un descanso de sus ocupaciones rutinarias. Debido a que su esposo era Cabo en la Real Fuerza Aérea, estacionado en Inglaterra, ella y su hijo habían estado viviendo con sus padres por un tiempo. Ellos estaban felices por la presencia de su hija y su nieto. Por ello, Patricia les pidió cuidar de él la noche del jueves 22 de febrero de 1968, para que ella pudiera salir con sus amigos por la noche.



Patricia Docker



A algunos de ellos les gustaba ir al Barrowland Ballroom, un popular salón de baile destinado a un público de personas mayores de veinte años, quienes se divertían bailando, bebiendo unos tragos y flirteando. Esa noche, Patricia se puso un traje marca Niza, se arregló el cabello y el maquillaje, y salió a las calles oscuras de Glasgow. Por primera vez, decidió pasar primero a otro salón de baile, el Majestic, antes de ir al Barrowland. Tenía algunas molestias debido a que estaba menstruando, pero estaba decidida a divertirse. Los últimos movimientos de Patricia Docker no pudieron ser reconstruidos del todo. Por ejemplo, no fue posible identificar a todos sus compañeros de baile esa noche. Algunas personas la recordaban, pero no proporcionaron muchos detalles. Sin embargo, al parecer salió acompañada por alguien que había conocido en Barrowland, un hombre que citaba constantemente las Escrituras y que se ofreció a acompañarla a su casa.



La mañana del viernes 23 de febrero, un ebanista que se dirigía a trabajar notó algo extraño al costado del camino. Mirando más de cerca, se horrorizó al ver el cadáver de una mujer desnuda y corrió a alertar a las autoridades. Al llegar a la escena del crimen, la policía determinó que la joven había muerto hacía varias horas y que había sido estrangulada con sus propias medias. Una búsqueda rápida no encontró el resto de la ropa de la mujer o cualquiera de sus otras pertenencias personales. Los detectives dedujeron que había sido asesinada en otro lugar y el cuerpo había sido trasladado hasta allí. Los padres de Patricia Docker tuvieron que identificar el cuerpo, que había sido abandonado a pocos metros de su casa. La policía interrogó a los vecinos y recorrió la zona para tratar de hallar la ropa de Patricia y el bolso. Incluso enviaron buzos a las aguas frías del río, pero ninguna de sus pertenencias fue recuperada. Un vecino dijo a la policía que había oído gritos pidiendo auxilio durante la madrugada, pero esa información era demasiado vaga para tener algún valor en la investigación. Cuando la policía se enteró de que un periodista había organizado una fiesta la noche del 22, cerca de la escena del crimen, habló con los reporteros y fotógrafos que asistieron, con la esperanza de que debido a su trabajo quizás se habrían fijado en algo extraño, pero no se generaron nuevas pistas. Una fotografía de una mujer policía con ropa similar a la de Patricia Docker se distribuyó en la zona con la esperanza de que alguien recordara haberla visto después de abandonar el salón de baile. Pero la investigación llegó a ninguna parte, y aunque los detectives no eran conscientes de ello, un capítulo oscuro en la historia de Glasgow había comenzado.



Los titulares sobre el crimen



Transcurrió un año y medio desde que el cuerpo de Patricia Docker fuera encontrado cerca de la casa de sus padres. Los habitantes de Glasgow habían olvidado el brutal asesinato sin resolver. La tarde del 16 de agosto de 1969, Jemima McDonald, de treinta y dos años y madre de tres hijos, los dejó con su hermana Margaret. Esa noche acudió al salón de baile Barrowland. Cuando Jemima llegó, participó realizó un ritual popular en esa época entre las mujeres jóvenes: para preservar los peinados fuertemente rociados, Jemima de trasladó a través de la ciudad, con un pañuelo que le cubría el cabello, y al llegar al salón de baile se dirigió inmediatamente al baño para quitarse los rulos y hacer los ajustes finales a su maquillaje, antes de salir a la pista de baile principal. Otros asistentes atestiguaron que Jemima pasó gran parte de la noche bailando con un hombre alto que vestía un traje azul. Tenía entre veinte y treinta años, cabello corto rojizo, ojos claros y daba la impresión de pulcritud. Algunos testigos recordaban que el hombre citaba constantemente versículos de La Biblia. Ya en la madrugada, Jemima y el enigmático sujeto salieron de aquel sitio, hacia las calles solitarias de Glasgow. Algunos más los vieron salir y perderse en la noche, caminando lentamente, conversando.



Jemima McDonald



Al otro día, Margaret McDonald estaba perpleja porque Jemima no había ido a recoger a sus hijos temprano, como había prometido. A medida que el día transcurría, comenzó a preocuparse. Pero su ansiedad la distrajo tanto, que no prestó atención a que los niños del barrio les platicaban a sus sobrinos que habían realizado un macabro hallazgo en un edificio abandonado, muy cerca de allí. Sus sobrinos se lo dijeron. Temiendo lo peor, Margaret le preguntó a uno de los chicos qué habían encontrado y dónde. Le dijeron que era una muñeca macabra, un maniquí que parecía real. Le indicaron el lugar y Margaret fue hacia allá, temiendo lo peor. Pronto descubrió el cuerpo de Jemima en el edificio en ruinas. A diferencia de Patricia, Jemima estaba completamente vestida. Sin embargo, al igual que la anterior víctima, había sido estrangulada con sus propias medias de nylon, el bolso había desaparecido, y su cuerpo fue encontrado cerca de su casa. Además, cuando la policía comparó los dos casos, descubrieron otra similitud: Jemima también estaba menstruando en el momento de su muerte.



La policía hizo una investigación en la zona y trataron de interrogar a los demás asistentes a Barrowland esa noche. Resultó sumamente difícil, ya que muchos de ellos estaban casados y le habían mentido a sus esposas que iban a trabajar hasta muy tarde, cuando en realidad se habían ido a buscar ligues en Barrowland. Los seis hermanos de Jemima ofrecieron una recompensa de $100.00 libras por información que condujera a un arresto, pero nada salió a la luz. Basado en los testimonios, se elaboró un primer retrato robot. Sin pistas sólidas a la vista, la policía intensificó la investigación. En un intento de remover la memoria del público, una policía que se parecía mucho a la víctima, vestida con ropa similar, reconstruyó la última ruta conocida de Jemima. Esto brindó algunos indicios adicionales, pero no condujo a la policía a un sospechoso concreto.

El retrato robot



Cómo un comienzo temprano en las festividades de Halloween, Helen Puttock, de veinte años de edad, decidió pasar la noche del 30 de octubre de 1969 en el Salón de Baile Barrowland. Su esposo se ofreció a quedarse en casa con sus dos hijos pequeños, pero le pidió a su esposa que tuviera cuidado. Helen no estaba preocupada: iría acompañada de su hermana Jean. Una vez en el lugar, Helen fue abordada por un hombre alto y joven y, de acuerdo al testimonio de su hermana Jean, los dos bailaron juntos todo el tiempo. Aquel hombre aludía constantemente a las Escrituras y citaba versículos de memoria. Tenía un diente superpuesto a otro, usaba un reloj de pulsera estilo militar y vestía de azul. En la madrugada, Jean y Helen decidieron regresar a sus respectivas casas, y el nuevo amigo de Helen se ofreció a acompañarlas en un taxi. Ese breve viaje en taxi perseguiría a Jean por el resto de sus días. Durante el trayecto, Jean se enteró de que el nombre del desconocido era John. Él les contó su historia: mencionó tener una hermana y dijo que se habían criado en un ambiente religioso tan estricto, que seguía siendo capaz de citar pasajes de La Biblia de memoria. John también mencionó que mientras él jugaba mal al golf, tenía un primo que había logrado recientemente un hoyo en uno. El desconocido dijo: “Yo no bebo en Nochevieja, se los juro", y luego habló de Moisés y de la creencia de sus padres de que los salones de bailes eran "antros de perdición". También hizo comentarios negativos acerca de las mujeres que iban a lugares como Barrowland. John parecía molesto por no estar a solas con Helen, e insinuó que no le agradaba la presencia de su hermana. Luego ignoró a Jean por completo, negándose inclusive a responderle cuando ella se despidió. Una mirada triste y cansada a través de la ventanilla fue la despedida de su hermana. Después de dejar a Jean en su casa, el taxi con Helen y John se alejó; para entonces, ya eran las primeras horas del Halloween.

Helen Puttock



Entrada la mañana, un hombre que paseaba a su perro vio lo que creyó que era un montón de trapos tirados en la calle. Mirando más de cerca, descubrió el cadáver completamente vestido de Helen, y corrió a buscar ayuda. Al igual que las otras víctimas, Helen había sido estrangulada con sus propias medias y el bolso había sido robado. Al igual que con Patricia y Jemima, Helen estaba menstruando en el momento de su muerte. Pero esta vez, el asesino le había quitado la toalla sanitaria y la había puesto debajo de una de las axilas del cadáver. Además, había dejado dos claves de identificación: una marca de mordedura en el cuerpo de Helen y una mancha de semen en su ropa. En ese momento, aquellos indicios fueron útiles de manera limitada, pero serían preservados y cobrarían una enorme importancia décadas más tarde.



El cadáver de Helen Puttock



Jean Puttock fue interrogada a fondo acerca del desconocido y la policía lanzó grandes cantidades de información a los medios, con la esperanza de conseguir la ayuda del público en la búsqueda del asesino. Su capacidad de citar las Escrituras impresionó a los reporteros, que lo bautizaron como “Bible John”, un sobrenombre que aterrorizaría a Glasgow por años. Un retrato robot en color basado en las descripciones de los testigos fue creado por un miembro de la Escuela de Arte de Glasgow y ampliamente distribuido en el área. Hubo un punto cómico poco común en la creación de este retrato: durante una entrevista, un testigo observó que un perro que caminaba por allí en ese momento, tenía el color del pelo casi exactamente como el cabello de “Bible John”. Por el bien de la investigación, los policías persiguieron al sorprendido perro por las calles, hasta que lo acorralaron y recortaron una muestra de su pelo, para su utilización en la elaboración del retrato robot. Terminaron refiriéndose a él como "Bible Dog". Por primera vez en una investigación sobre asesinato en Escocia, la policía promovió el dibujo mediante los medios de información; anteriormente, los retratos hablados de los sospechosos habían sido distribuidos únicamente dentro de la policía.



El nuevo retrato robot



El retrato generó más de 4,000 llamadas de personas que afirmaban haberlo visto o que aseguraban saber quién era el hombre de la imagen. Algunos hombres que se parecían fueron detenidos e interrogados, hasta que la policía declaró que todos ellos habían prestado testimonio y habían sido liberados por falta de pruebas. Tras el asesinato de Helen, un hombre se acercó a la policía, dijo que había estado en un autobús casi vacío en las primeras horas de Halloween, cuando un hombre joven con la ropa desarreglada y arañazos en la cara subió. El hombre se apeó en una parada de Gray Street, en Sauchiehall Street. Luego se fue en dirección al ferry para cruzar el río Clyde, en el lado sur de la ciudad. La policía registró la zona, pero no encontró nada.

El marido de Helen hizo un llamamiento público para que el asesino se entregara, pero por supuesto, “Bible John” no le hizo caso. También ofreció una recompensa que representaba la mayor parte de sus ahorros. La BBC emitió una recreación de la última noche de Helen con una mujer policía como sustituta y la actuación de un hombre que había sido interrogado debido a su gran parecido con el retrato del asesino. El cabello corto de “Bible John” sugería su pertenencia a una rama de las Fuerzas Armadas. La policía interrogó a los odontólogos acerca de los pacientes masculinos que tuvieran los dientes superpuestos. Y en todos los campos de golf del país, se estableció contacto para ver si la historia de “Bible John” acerca de un primo que recientemente había conseguido un hoyo en uno podría utilizarse para encontrar al asesino. Un periódico de Glasgow contrató a una psíquica holandesa que había sido útil en casos similares en el pasado. Se le dio el nombre de Helen, la edad y la ubicación de su cadáver, y la psíquica dibujó un croquis muy detallado de un barrio de Glasgow, que posteriormente fue buscado sin resultado.



En un momento, más de 100 agentes de policía estaban trabajando en el caso y más de 50,000 declaraciones se habían recogido. Al hacer frente a la abrumadora respuesta del público, la policía también realizó numerosas entrevistas a los conductores de autobuses y taxis, pero no encontraron al conductor que esa noche había llevado a las hermanas y al presunto asesino. Los oficiales más jóvenes comenzaron a ir de incógnito a Barrowland, fingiendo ser amantes de la diversión y el baile, buscadores de ligues, mientras trataban de identificar a algún sospechoso. A mediados de 1970, un psiquiatra de Glasgow produjo un perfil criminal afirmando que “Bible John” era un hombre mojigato, a quien le gustaba ir al cine solo y leer sobre temas obscuros, que iban desde el nazismo a la brujería. Jean Puttock fue llamada en más de 250 ocasiones para ver a sospechosos que encajaban con la descripción, pero nunca pudo identificar positivamente a ninguno. Durante mucho tiempo, aunque la investigación continuó, no hubo arrestos.



Cartel de búsqueda de “Bible John”



Los crímenes de “Bible John” y el misterio que lo rodeaba comenzaron a diluirse cuando la nueva década comenzó. Aunque sólo los asesinatos de Patricia, Jemima y Helen fueron atribuidos a “Bible John”, se especuló que otros crímenes similares fueron cometidos también por él. En 1977, otro asesinato sacó al fantasma de “Bible John” de nuevo a la luz pública, porque la víctima había pasado su última noche en un salón de baile de Glasgow y fue estrangulada y encontrada sin su bolso. Además, estaba menstruando. Pero la policía decidió no alarmar a la población, y aseguró que se trataba de una coincidencia. En 1983, un ciudadano de Glasgow contrató a investigadores privados para tratar de localizar a un viejo amigo de la infancia, que se parecía al asesino. Los investigadores lo localizaron en Holanda. Tras ser interrogado, fue absuelto.



Un hombre conocido en los expedientes como “John M.” y cuyo verdadero nombre era John Irvine McInnes, fue uno de los sospechosos que desfilaron ante Jean Puttock para su posible identificación, aunque ella no lo reconoció. Su parecido con el boceto de la policía era notable y con el paso de los años, a pesar de que se invertían menos recursos y agentes en tratar de resolver aquel caso, McInnes siguió siendo considerado un sospechoso. Su nombre surgía constantemente en la investigación. McInnes, que había servido en la Guardia Escocesa, se suicidó a los 41 años de edad en 1981. En la década de los noventa, la criminología forense había progresado hasta un punto no imaginado en la década de los sesenta, y la policía de Glasgow quería usar la marca de mordedura en el cuerpo de Helen y el semen encontrado en la ropa, para probar la posible participación de John Irvine McInnes. Después de obtener un resultado aproximado en una prueba de ADN, utilizando para ello una muestra de uno de los hermanos del sospechoso, la policía solicitó la exhumación del cadáver.



En febrero de 1996, la investigadora Marie Cassidy, de la Universidad de Glasgow, supervisó la exhumación del cadáver de McInnes de su tumba y tomó muestras para la comparación de ADN con las pruebas halladas en la escena del crimen de Helen Puttock. Marie Cassidy declaró al Daily Record que estaba segura de que la prueba mostraría sin dudas "si se trata de ‘Bible John’ o no", y mostró su confianza en el procedimiento. "Si las pruebas de ADN hubieran existido en los días de ‘Jack el Destripador’, las cosas habrían sido muy diferentes". Incluso antes de la prueba de ADN fuera completada, varios periódicos daban por sentado que John Irvine McInnes era el criminal; algunos medios sensacionalistas se referían a él como “El Cadáver Asesino”. Lamentablemente, los medios de información se ensañaron con la familia del sospechoso muerto. Convirtieron a sus familiares y parientes en el centro de atención no deseada, con sus hijos siendo acosados por los reporteros, buscando declaraciones antes de la prueba se hubiera completado. Muchos amigos y conocidos de McInnes concedieron entrevistas sobre si creían que él podía haber sido el asesino y su vida se examinó bajo el microscopio, ventilándose en los titulares de los tabloides.



Marie Cassidy



El marido de Helen Puttock, a quien los medios habían convertido en una casquivana, fue entrevistado el 5 de febrero de 1996 por el Daily Record. Criticó la imagen de su esposa pintada por algunos medios. "Ella era una mujer muy dulce. Eso es lo que más duele. Fue una madre excelente y una muchacha vivaracha”. El 5 de julio de 1996, el Daily Record informó que "la Ley Oficial Superior de Escocia declaró oficialmente que las pruebas de ADN realizadas a John Irvine McInnes determinaron que no existe correspondencia con las manchas de semen encontradas en la ropa de Helen Puttock. Tampoco corresponde la marca de mordedura en el cuerpo". Al día siguiente, el Daily Mail publicó una declaración formulada por Jean Puttock, donde ella decía que "siempre supo que McInnes no era el asesino de Helen y que en varias ocasiones le dijo a la policía que sospechaban del hombre equivocado, pero que no le habían hecho caso". El Gobierno pidió disculpas públicas a la familia del hombre, pero no les dio una compensación, ni los libró del escarnio público al que fueron sometidos. Otra vez y como en tantas ocasiones, la policía había perseguido obsesivamente a un culpable creado por ellos. El cadáver de John Irvine McInnes fue vuelto a sepultar y la investigación se estancó durante ocho años más.



Nuevo retrato de “Bible John” elaborado por Ed Carlile



En diciembre de 2004, la búsqueda de “Bible John” regresó a los titulares cuando el Sunday Mail informó que se habían tomado nuevas pruebas de ADN para compararlas con una persona de Glasgow. La policía no reveló el nombre del nuevo sospechoso, probablemente para no repetir el circo mediático creado en torno a McInnes años atrás. Pero un portavoz de la policía declaró con confianza que "la ciencia va a resolver estos asesinatos. No tenemos ninguna duda de eso". El 12 de diciembre de 2004, la policía anunció que las nuevas pruebas de ADN llevaron al descubrimiento de una semejanza del 80% en una muestra tomada en la escena de un crimen menor durante 2002. El nuevo sospechoso se llamaba Peter Tobin, tenía 61 años, procedía de Glasgow y en 1991 cruzó Gran Bretaña hasta Margate, en la punta sureste, con el cadáver de una joven de 15 años, llamada Vicky Hamilton. Pero el sospechoso estaba prófugo.




Finalmente, Peter Tobin fue capturado en 2006 por violar y apuñalar a una chica polaca, Angelina Kluk, cuyo cadáver fue encontrado escondido detrás de un confesionario. La policía rastreó todas las casas que Tobin ocupó, una docena desde los años sesenta. En el jardín de una de ellas en Margate, Kent, se encontraron los huesos de dos mujeres jóvenes: Dinah McNicol, de dieciocho años de edad, desaparecida dieciséis años atrás; y Vicky Hamilton, de quince años de edad, que desapareció en 1991.



Vicky Hamilton



Las dos fueron estranguladas y descuartizadas. Tobin fue sospechoso además del asesinato de Jessie Earl, que desapareció en 1980 de Eastbourne, East Sussex, y cuyos restos fueron hallados nueve años más tarde. Tobin había vivido ahí. El perfil de Peter Tobin era semejante al del misterioso “Bible John”: Tobin era un predicador, de suaves maneras y hablar dulce. Su rostro era muy semejante al retrato robot que en su día hizo la policía.



Peter Tobin



Las jovencitas lo seguían como a un padre, fascinadas por sus constantes citas bíblicas. Tobin enterraba a sus víctimas en las viviendas que habitaba. Disfrutaba su vida y rezaba en el mismo lugar que había llenado de tumbas clandestinas. Su nombre figuraba en el registro de delincuentes sexuales. Había sido arrestado por violación y condenado en 1993.



Angelina Kluk




Además, Tobin se fue de Glasgow en 1969, el mismo año en que los asesinatos terminaron oficialmente. En una entrevista con un psiquiatra de la policía, Tobin admitió que había matado a 48 mujeres. Cuando se le preguntó acerca de esto, dónde estaban los cadáveres, él contestó: "Encontrarlos es su trabajo. Háganlo. Y probarlo también".



Pese a que los crímenes de Peter Tobin fueron esclarecidos, la policía nunca determinó si él realmente fue “Bible John”. Pese a las coincidencias, los resultados nunca fueron determinantes. Muchos señalaron que las autoridades querían colgarle los viejos asesinatos a Tobin, como una manera de cerrar el caso. Peter Tobin siempre negó ser “Bible John”, pese a haber admitido los demás crímenes. De esa forma, la historia del misterioso asesino de Glasgow se incorporó a la galería de los asesinos desconocidos, de los crímenes sin resolver.


FUENTE: ESCRITO CON SANGRE.

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