10 octubre 2012 |
Muere Joseph Lee Parker, el único superviviente que quedaba del cuerpo de sanitarios del Día D
“La llegada a la playa fue un horror. Nos prometieron que el bombardeo preliminar de la marina batiría cada centímetro de la playa; que los alemanes eran viejos y sus tropas de segunda, y que la aviación inutilizaría los nidos de ametralladoras germanos. Y no era cierto”. Son palabras de Joseph Lee Parker, paramédico del 6th Beach Batallion, que desembarcó el 6 de junio de 1944 en la playa Omaha. Ostentaba el título de último sanitario vivo del Día D, hasta que falleció el pasado 27 de septiembre en Georgia, EE.UU.
“De todas las unidades que sirvieron en el Desembarco, ninguna ha sido más olvidada que los Beach Batallions” afirma Jon Gawne en Spearheading D-Day. La misión de estos batallones era logística y sanitaria: facilitar el desembarco de tropas, de suministros, y de equipo; así como atender y evacuar a las bajas y trasladar a los prisioneros de guerra. Tras la perdida de Corregidor, en Filipinas, Estados Unidos comprendió que la guerra anfibia era necesaria y creó varios cuerpos especializados de apoyo. Una arenga usual a estos combatientes especiales fue “no os avergoncéis de tener miedo al miedo; ¡solo haced vuestro trabajo!”
Un informe que el Secretario de Marina de EE.UUmandó al presidente Roosevelt reivindica la crucial misión de los paramédicos. En él se asegura que, en 99 de cada 100 heridos, la recuperación empezó a pie de playa. Gracias a las transfusiones de sangre, el control de hemorragias, la morfina y la sutura de heridas graves, el personal de los Beach Batallions pudo atender a hombres cuyas vidas se hubieran perdido sin esos cuidados. La penicilina y la cirugía practicada en las lanchas fue esencial para que los heridos del Día D se recuperaran al llegar a Inglaterra.
Joseph Lee Parker, que a la sazón contaba con 27 años y tres años cursados de medicina, se consideró engañado por las promesas de un desembarco fácil. Para empezar no había cráteres, ni embudos de mortero (foxholes) donde guarecerse de las letales ametralladoras MG-42. El día era nublado, y los 329 bombarderos B-24 estadounidenses arrojaron 13.000 bombas a 3 millas del objetivo. Para más inri, los tanques se habían ido a pique en el canal.
Los 400 hombres del Beach Batallion de Parker tenían a su cargo la mitad derecha de la playa Omaha, los sectores llamadosEasy Red, Fox Green y Fox Red. Su trabajo es descrito como el de “un guarda de trafico en una encrucijada colapsada del infierno”. Al llegar a la playa, Parker vio los cuerpos sin vida de los soldados de la 1º División norteamericana yacían por doquier, las escuadras de asalto estaban horriblemente diezmadas y a cada nuevo obstáculo tenían que detenerse. Momento que aprovechaba la artillería alemana para producir una carnicería.
No era raro que los heridos fueran alcanzados dos o tres veces, y tampoco los médicos que los atendían, objetivo predilecto de los francotiradores. El Convenio de Ginebra de 1864 recogía explicitamente que tanto los sanitarios como los capellanes no eran objetivos bélicos legítimos. Al planear la Operación Overlord se sabía de antemano que se iba a incumplir, por lo que los médicos en vez de llevar una gran cruz roja en el casco, utilizaban un arco rojo menos visible.
“Ese día perdimos muchos hombres por las balas, pero también ahogados en las aguas gélidas. Había tantos cuerpos mecidos por la marea que no sabíamos cuales estaban en estado de shock y cuales estaban muertos” dijo Parker en una entrevista en 1999. Se registraba a los muertos que llevaban medicinas y vendajes para poder atender a los heridos.
Jerome Albert, un hombre del 6th Beach Batallion, relató sus impresiones sobre el paramédico recientemente fallecido en la revista Navy Medicine: “Cuando pienso en aquel día, la labor de Parker, de nuestro pelotón, me viene a la mente. El hombre estaba en todos lados. Un segundo estaba a diez metros de míinyectando plasma a un caído, para cinco minutos después estar a bordo de una lancha zurciendo heridas“.
Lee Parker estuvo 21 días en la cabeza de playa de Omaha atendiendo tanto a Aliados heridos como a alemanes, haciendo honor a su juramento hipocrático. Seis meses después del Día D recibió la triste noticia de que su hermano había muertoasaltando la colina 99, barrido por el fuego de enfilada de una ametralladora que apuntaba a la cresta.
Los médicos de la Marina y el ejército, aunque olvidados, son los grandes héroes del Día D, según han atestiguado infinidad de veces los veteranos. La muerte del último sanitario del Día D nos recuerda que una generación de hombres se está extinguiendo.
FUENTE: LA AVENTURA DE LA HISTORIA
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