La Batalla de Columbus es un enfrentamiento entre las tropas irregulares de Francisco Villa y un destacamento de caballería del ejército estadounidense que tuvo lugar en el poblado de Columbus, Nuevo México, la madrugada del 9 de marzo de 1916.
Después de su derrota militar, Pancho Villa se replegó a Chihuahua, desde donde fraguó un golpe militar, que le serviría además para vengarse de EE.UU., después de que este país apoyara a Venustiano Carranza. Villa estaba enfurecido en contra de los EE.UU. y contra el presidente Woodrow Wilson, por el uso que hizo de faros gigantes, alimentados con energía eléctrica estadounidense, para ayudar a Álvaro Obregón a repeler el ataque nocturno de las tropas villistas al pueblo fronterizo de Agua Prieta, Sonora el 1 de noviembre de 1915.
En enero 1916, un grupo de villistas al mando del general de órdenes Ramón Banda Quesada emboscaron un tren del Mexico North Western Railway (Compañía del Ferrocarril Noroeste de México), cerca de Santa Isabel, Chihuahua, y masacró a 18 empleados estadounidenses de la compañía minera ASARCO. Sin embargo parece ser que se puede relacionar con un comerciante de armas llamado Samuel Ravel, aunque no se conoce el problema en el cual éste tomo parte. El combate también podría relacionarse con el interés de Alemania, inmersa en la Primera Guerra Mundial, de que México entrara en guerra con los Estados Unidos de América. En aquel entonces México era la primera nación en producción petrolífera, siendo un aliado de gran interés para los alemanes.
Dos años antes, el ejército del general Francisco Villa había derrotado a los ejércitos federales del dictador Victoriano Huerta que se exilió en París. Huerta entabló conversaciones con el káiser Guillermo II en las recibió una fuerte suma de dinero para que lanzara una contrarrevolución a cambio del petróleo que tanto necesitaba Alemania. Junto con el dinero, también le proporcionó a Huerta más de doce millones de municiones Mauser.
Mientras los EE.UU. deciden a cuál de las facciones mexicanas reconocer como gobierno oficial, Huerta solicita al Departamento de Estado un permiso y salvaconducto de Nueva York a El Paso (Texas). Los estadounidenses se lo conceden, pero el gobierno del presidente Wilson no tenía la menor intención de permitir a Victoriano Huerta la oportunidad de comenzar un nuevo conflicto en México. En cuanto llegó el ex dictador a Nueva York es arrestado, le confiscan el dinero y sus 12 millones de balas Mauser. Victoriano Huerta es trasladado a la cárcel militar de Fort Bliss (Texas), donde se cree que falleció por una inyección letal puesta por agentes del Servicio Secreto de los Estados Unidos.
Pronto también se le ordena al cuerpo conocido como los Texas Rangers que maten a Pascual Orozco quien se encontraba en Texas esperando la llegada de Huerta. Los Ranger matan a Orozco en una emboscada en las cercanías de El Paso.
En un rancho cercano a El Paso, llamado Canutillo, los estadounidenses inutilizaron las municiones de Huerta. Éstas terminan en manos del principal proveedor del general Villa, Samuel Ravel con la condición de que no se lo vendiera a nadie más que a Villa.
La decisión de apoyar a Venustiano Carranza y no a Francisco Villa ya se había tomado en Washington D. C.. Esta decisión fue tomada tras las demandas del gobierno de Wilson pidiéndole a Villa y a Carranza que cedieran a EE.UU., el territorio de la Baja California. Villa se negó en rotundo en un acto de patriotismo, mientras que Carranza aceptó con tal de consolidar su poder con el apoyo de Washington. Carranza no cedió la Baja California pero si todo el patrimonio mexicano ya en manos extrajeras.
Villa compró las municiones Mauser que le hicieron fracasar en la Batalla de Celaya y perdió gran parte de su ejército. En la misma Batalla de Celaya se unieron a Álvaro Obregón aliados de Inglaterra y Alemania pese a que eran enemigos en Europa porque aún combatían en la Primera Guerra Mundial. También se le unió a Obregón el poderío de Estados Unidos. Villa no pudo contra las tres potencias mundiales y Obregón resultó vencedor.
Después de su derrota militar ante las fuerzas constitucionalistas, Francisco Villa se replegó a Aguascalientes. Tras ello le sucedieron una serie de derrotas en diversos estados de la república. A fines de 1915 el presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, reconoció al de Carranza como gobierno de facto en México, procediendo al intercambio de embajadores y prohibiendo la venta de armas a fuerzas armadas contrarias al constitucionalismo, medida que enfureció a Villa ya que era el principal afectado por esta medida. Por ello planeó su represalia. Se decidió atacar Columbus porque ahí se encontraba Sam Ravel, que le había vendido municiones en mal estado.
Villa después mandó al coronel Candelario Cervantes a Columbus, Nuevo México a pedirle cuentas a Samuel Ravel por las municiones inútiles que le había vendido a Villa a cambio de sumas fuertes en oro y plata. Villa le exigió que devolviera el dinero o que remplazara el material. Samuel Ravel creyéndose sano y salvo en Estados Unidos le respondió a Villa por medio del coronel Cervantes que el "ya no iba a tratar con bandidos mexicanos". Villa mandó sus fuerzas a Columbus con el propósito de arrestar a Samuel Ravel y fusilarlo en México. Villa recibió el informe en la Hacienda de San Jeronimo el 17 de febrero de 1916. El día siguiente salió de la Hacienda de San Jeronimo con 589 hombres para atacar a los Estados Unidos, que no había sido atacado en su propio territorio desde el fin de la guerra anglo-estadounidense.
Antes del amanecer del 9 de marzo de 1916, Villa, junto con 589 efectivos de su ejército, invadió el territorio estadounidense y atacaron el pueblo de Columbus.
Las bajas resultantes en el combate indican que ambos bandos sufrieron en la misma medida, pero gran parte del poblado fue devastado en la lucha. Los villistas confiscaron 80 caballos, 30 mulas y trescientos fusiles; incendiaron un hotel desde donde los civiles les disparaban a placer (las llamas se extendieron por el centro dejándolo en cenizas) y mataron a ocho militares estadounidenses y diez civiles (ente ellos dos mexicanos). En contrapartida, 73 villistas murieron en el ataque y siete fueron hechos prisioneros. Curiosamente, fueron los civiles los que causaron la mayor parte del número de bajas a los villistas.
Los seguidores de Villa fueron de casa en casa buscando al comerciante de armas. No lo encontraron porque el día anterior Samuel Ravel se había trasladado a El Paso, Texas, por culpa de un dolor de muelas. Pero sí encontraron a su hermano menor al que dejaron en paz. Sin embargo, el hermano mayor de la familia Ravel fue llevado a Chihuahua y allí fue fusilado. Los villistas arrasaron la casa del Samuel Ravel, su tienda y su hotel, que venía a ser la mitad del pueblo de Columbus.
Esta acción por parte de Villa provocó la Expedición Punitiva encabezada por el general John J. Pershing que oficialmente iniciaría el 14 de marzo de 1916 y concluiría el 17 de febrero de 1917. El propósito de la intervención de los estadounidenses del norte en México era capturar a Villa para ajusticiarlo en EE.UU. como un bandido cualquiera. Pershing mantuvo las tropas estadounidenses en México durante once meses en los cuales nunca encontraron a Villa. El general mexicano se había refugiado en una cueva de la sierra Tarahumara recuperándose de una complicada herida de bala que había recibido en la rodilla.
La campaña fue conocida como la Expedición Punitiva. En esta operación, el ejército de Estados Unidos probó su más novedoso equipo militar que, sin saberlo, usaría un año más tarde en la Primera Guerra Mundial, donde Pershing fue uno de los Generales más destacados.
John Joseph "Black Jack" Pershing |
El trigésimo cuarto presidente de Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower, y el posterior general George Patton, fueron oficiales en esta intervención, con el rango de tenientes.
Pershing regresó a Columbus fracasando en capturar a Villa, pero sí pudo arrestar a 33 villistas que fueron internados en la cárcel de Deming, Nuevo México. A estos villistas se les negó comida por más de tres semanas causando la muerte de cuatro de ellos por inanición. El abogado Octaviano Ambrosio Larrazolo visitó la cárcel por un cliente vio a los villistas sobrevivientes ya en los huesos y preguntó su identidad. Al enterarse de su nacionalidad pronto acudió a la comunidad mexicana de la población que los socorrió dándoles de comer. Después este mismo letrado llegó a ser el fiscal del estado y más tarde gobernador y fue el primer Senador de origen mexicano en EEUU. En ambos cargos obró por ayudar a este grupo de villistas. Como gobernador fue él quien les concedió el perdón permitiéndoles regresar a México.
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