jueves, 18 de septiembre de 2014

INTOLERANCIA VISIGODA, ÁRABE E INQUISITORIAL..... Post Jo










En una continuada guerra relámpago, (siglos después imitada por Hitler) los árabes musulmanes conquistaron la península arábiga a partir de la hégira (huida) a Yatrib, en 622, la que se convertiría en Al-Medina -la Ciudad, base de los mahometanos- que se apoderaron de la Península Arábiga en 630); desalojaron a las tropas del Imperio Bizantino de Egipto, Palestina y Siria y murió Mahoma en 632, pero sus seguidores, Abu Bakr, Umar (Omar), Utman y Alí, se erigieron en califas y continuaron la expansión, llegando a la actual Transjordania, Irak, Mosul y en 642 a Isfahán, Persia (hoy Irán), profundizándose hasta el Mar Caspio y en 661 a Afganistán. Mientras que en África del Norte en 647 llegaron a Tripolitania (Libia) y luego capturaron Marruecos en 670. En Ifriquiya (Túnez) establecieron su Capital y asiento del Gobernador. Fundamentalmente los árabes tuvieron tropas beréberes en África del Norte (entre éstas había cristianos, judíos y conversos). Cartago cayó en 697. Desde el año 670 hicieron desembarcos en tierras del reino germano Godo de Hispania


Égica, rey germano godo de Hispania entre 687-702, yerno del Rey Ervigio y sobrino del Rey Wamba, temeroso que los judíos se aliaran a los árabes decidió esclavizarlos, porque constantemente incursionaban los mahometanos desembarcando provocadoramente en la Península, para luego retornar a su lugar de origen.


En tiempos del rey visigodo Ervigio, Hispania sufrió la peste negra –enfermedad infecciosa causada por el basilo de Yersin, propagada por ratas y sus pulgas contaminadas al picar a un enfermo-; la “muerte negra” fue considerada por el mundo cristiano como “ira divina”, pero hubo fanáticos que acusaron a los judíos de ser responsables de la ira divina. En tiempos del Rey Witiza hubo sequía y hambre e inseguridad causada por bandas de esclavos fugitivos, lo que debilitó al poder político visigodo. Al llegar la sucesión política se formaron dos clanes: Wamba-Égica-Witiza en contra del clan Chindasvinto-Recesvinto que respaldó a Hropareik, conocido como Rodericus ó Rodrigo, dux de la provincia romana Bética (que corresponde a la cuenca del río Guadalquivir y Sevilla). Ante el triunfo de Rodrigo, los hijos de Witiza viajaron a Africa del Norte a negociar el apoyo de los árabes.


Se supo que Caba, hija de don Julián, gobernador visigodo de Ceuta, fue violada por Rodrigo. Entonces don Julián respaldó a los árabes.


Musa ibn Nusayr, gobernador de Ifriquiya, -dependiente del Walí de Egipto y éste del Califa de Damasco-, ordenó al beréber Tariq ibn Ziyad, invadir la Península Hispana y al iniciarse la primavera del año 711 desembarcó en la Bahía de Algeciras (denominada Iulia Traducta), pasando por la “Montaña de Tariq” (Yebl at-Tariq) hoy Gibraltar. El espionaje había informado que Rodrigo se encontraba en el Norte en campaña contra los vascos, sitiando la ciudad de Pamplona, por ello, fue nula la resistencia visigoda al desembarque árabe-beréber. Después de algunos meses, Rodrigo llegó a Toledo en unión de un débil ejército visigodo y se enfrentó a los beréberes en la batalla de Guadalete, en la que murió Rodrigo, los nobles, incluso los opositores witizianos.


Musa ben Nusayr desembarcó con 18,000 hombres, en Cádiz, controlado por árabes.


Cayeron las principales poblaciones de la Península. En córdoba fue establecido un Emirato. Sólo quedaron libres las zonas montañosas cantábricas y pirenaicas del occidente, en la frontera con el Imperio Carolingio (Francia), así como León, Navarra, Castilla y Aragón.


Al pasar del tiempo en Córdoba hubo desarrollo filosófico, matemático, poesía y coexistencia árabe-cristiana-judía, debido a la tolerancia de los Almorávides. Fue la Edad de Oro del judaísmo en España. Brillaron en Al-Andaluz: Jehuda Haleví, autor del “Sefer Kusari” (traducido del árabe al hebreo, español, latín y alemán), de la “Sionida” que se recita el 9 de Ab, hizo gira por el Medio Oriente en donde dictó conferencias. Moisés ben Esra, autor de oraciones de penitencia; Abraham ibn Esra, comentarista bíblico; Jehuda Aljarisi, poeta. Al puber Maimónides, le tocó vivir la intolerancia almohade.


En el Maghreb, norte de África y en al- Andaluz (Hispania Árabe), hizo su aparición la intolerancia musulmana, al emerger una dinastía marroquí beréber, los Almohades, “que profesaron la Unidad de Alláh” (Abd al-Mumin), dominaron la Península Ibérica de 1147 a 1269. El líder Abu Abdallah Ibn Tumart y sus seguidores, exigieron que todos: musulmanes, cristianos y judíos, aceptaran la unidad de Alá. Así mismo debería integrarse a la sociedad en forma unida, por lo tanto, no era admisible ni el cristianismo, ni el judaísmo. Todos deberían islamizarse. Un imam sería el guía y modelo, para que todos lo imitasen. Fueron destruidas las sinagogas y se inició la persecución y asesinato de los no creyentes. Miles tuvieron que islamizarse para sobrevivir. La Familia Maimón se islamizó (Anusim: En el día musulmanes y secretamente judíos).


La Familia Maimón huyó a Fez y luego se trasladó a Jerusalén y luego a Egipto. En medio de las persecuciones de los almohades, Moisés Maimónides estudió Talmud, el sistema filosófico de Aristóteles, a los 16 años escribió un lexicón de conceptos de lógica, a los 20 años hizo comentarios sobre la Mishná. En Egipto fue médico del visir del Sultán Saladino, organizó el Talmud, que era un laberinto después de mil años de estarse escribiendo, culminando con su “Mishne Torah” (repetición de la Ley) que es la recopilación de todas las leyes judías, dogmas de fe y prescripciones rituales. Por su sabiduría se le consideró el Segundo Moisés.


La pesadilla almohade fue desaparenciendo con las rebeliones de los benimerines (1216-1217); el Rey Lobo en Granada (con apoyo cristiano); Túnez se independizó; Castilla, Aragón y Navarra, resistieron, así como Portugal y León; el 16 de julio de 1212 fueron derrotados los almohades en la batalla de Tolosa. Esto debilitó a los árabes y se abrió el camino para su expulsión de España en enero de 1492.


El despotismo de los visigodos y la esclavitud, crearon la debilidad y desunión del reinado germano visigodo y esto permitió la invasión árabe. La intolerancia de los almohades dividió en fracciones al emirato de Córdoba, debilitó su poder político y Castilla y Aragón expulsaron a los árabes de la Península Española. Isabel de Castilla introdujo en España la intolerancia con la inquisición y sus sacerdotes dominicos, abriéndose subsedes en Puerto Rico, México y Lima y Delegaciones en otros lugares. Carlos V llegó a decir: En mi imperio (Europa-América-Filipinas), no se pone nunca el sol. Pero lo cierto es que, a pesar del terror inquisitorial y el genocidio perpetrado (holocausto de anusim) que se inició en América en 1492, en La Isla Española (República Dominicana), continuó la migración judía clandestina a Cuba, México, Buenos Aires, Lima y otros lugares; los corruptos españoles a cambio de oro, plata, piedras preciosas y predios urbanos, aparentaron no ver la salida de judíos sefaraditas rumbo al Nuevo Mundo: Desde Nueva Amsterdam (hoy Nueva York), Puerto Rico, Cuba, México, Pernanbuco (en donde un efímero Estado Judío existió en Brasil), Cartagena, Curazao, Buenos Aires (en 1754 había 4,000 judíos “marranos”), Perú y otros lugares.


La novela “El último Judío” describe el drama que vivieron los israelitas en América del Sur al ser perseguidos por la inquisición. La novela histórica “Martín Garatuza” describe el inicio del mestizaje judeo-indio (Cuauhtémoc-Isabel de Carbajal) en México; los oprimidos judíos promovieron la frustrada rebelión judía en 1626, para expulsar a España de México. El secreto judío para sobrevivir durante 300 años de dominación, lo encontramos en el juicio inquisitorial de 1540, en contra del mohel Juan de Baeza, sorprendido al circuncidar indios, aliados a los judíos, mecanismo que permitió crear un “círculo de amigos”, para dar protección a los sefaraditas en México. Los “judíos secretos” de América no fueron del conocimiento del judaísmo europeo de habla idish, turca y árabe.


Al finalizar el Siglo XIX Bonifacio Baruch Laureano Moyar creó el Kahal Kadosh Ben Elohim, integrado por sobrevivientes del virreinato: emergieron los “indios judíos”, los anusim. Este suceso es comparable al caso de los falashis de Etiopía, los Chuetas de Mallorca.

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