domingo, 12 de agosto de 2012

LAS GUERRAS CARLISTAS: SU ORIGEN. Post Jo.

La expresión Guerras Carlistas es empleada para referirse a las tres guerras civiles españolas del siglo XIX entre los carlistas(absolutistas), partidarios de Carlos María Isidro de Borbón y sus descendientes, y los liberales, partidarios de Isabel II de España.
El carlismo hizo suya la enseña tradicional de los ejércitos españoles, la Cruz de Borgoña, considerada bandera representativa de las fuerzas armadas del Imperio español.


Ya durante el Trienio Liberal (1820–1823) había surgido un movimiento de carácter antiliberal y contrarrevolucionario como reacción a las políticas reformistas que se establecieron desde el poder y que tuvo continuidad en la denominada Guerra de los Agraviados de1827. Sin embargo, el movimiento hundía sus bases ideológicas en el pensamiento español antiilustrado y antiliberal de autores comoFernando de ZeballosLorenzo Hervás y Panduro o Francisco Alvarado, enmarcados en una corriente europea de reacción contra elenciclopedismo y la Revolución francesa.


EL  NACIMIENTO DEL CARLISMO: Fernando VII había quedado viudo por tercera vez, sin descendencia y contrajo un nuevo matrimonio con María Cristina de Borbón-Dos Sicilias en 1829, habiendo designado como sucesor a su hermano Carlos María Isidro. Sin embargo, a finales de marzo de 1830, María Cristina quedó embarazada y ante la posibilidad de tener un heredero, el 31 de marzo de 1830 Fernando VII promulgó ilegalmente la Pragmática Sanción, la cual, aunque había sido aprobada por las Cortes el 30 de septiembre de 1789, en tiempos de Carlos IV, no se había hecho efectiva en aquella época por faltar el mandato imperativo y no figurar cuestión tan grave como el cambio de la ley de sucesión a la Corona en el Orden del Día de las Cortes. La Pragmática establecía que si el rey no tenía heredero varón, heredaría la hija mayor, lo que suponía de hecho la abolición de la Ley Sálica, que no permitía la transmisión de los derechos de sucesión de la Corona por vía femenina, importada de Francia por Felipe V y restableciendo la tradicióncastellana. Esta decisión excluía, en la práctica, al infante Carlos María Isidro de la sucesión, en tanto que fuera niño o niña, quien naciera sería el heredero directo del rey.
El infante Carlos María Isidro, autoproclamado rey con el
nombre de Carlos V.
Aunque Carlos IV había intentado derogar la Ley Sálica mediante el citado acuerdo de Cortes, la disposición no había sido promulgada, por lo que no había entrado en vigor al faltarle un elemento fundamental para la validez jurídica. El hecho es que la posterior publicación de la "Novísima Recopilación" hacía necesario volver a convocar cortes a tal efecto para modificar la forma de suceder a la Corona, y hacía por tanto imposible "resucitar" el acuerdo de cortes de Carlos IV. Fue Fernando VII quien sancionó mediante Pragmática dicho acuerdo, vulnerando la legislación vigente y lo promulgó en beneficio de su hija, la futura reina Isabel II y en detrimento del que hasta entonces era su heredero, su hermano Carlos María Isidro. Mucho tuvo que ver en el cambio de actitud, según todos los historiadores, la esposa del rey Fernando, María Cristina de Borbón, deseosa de coronar a su hija Reina de España. La enfermedad del Rey influyó en la Corte, donde unos y otros, partidarios de Isabel y de Carlos, trataron de que el monarca promulgase o no la norma. Fuera cierto o no que, muy poco antes de morir, había modificado el Rey de nuevo su criterio a instancias del Consejo de Ministros, y posiblemente influido por su hermano, lo cierto es que la reinstauración de la Ley Sálica no se produjo por faltar la obligada sanción y promulgación. Los carlistas, que además de denunciar la ilegitimidad de todo el proceso, sostienen la existencia de este último acto del monarca, y en cualquier caso la nulidad jurídica de la Pragmática, consideran que el Rey pudo haber sido presionado, o bien se ocultó la disposición para que nunca entrase en vigor. Los partidarios de la reina Isabel, por su parte, consideraron inexistente norma válida alguna posterior a la derogación de la Ley Sálica, en su parecer perfectamente válida y, por tanto, la heredera del trono era la hija del monarca, futura reina Isabel. Sea como fuere, el rey adoptó la decisión sin el concurso de las Cortes. Esta es la tesis defendida por la mayoría de los historiadores en la actualidad.

Así las cosas, el 10 de octubre de 1830 nació la futura Isabel II, siendo proclamada heredera legítima, lo que produjo malestar entre los partidarios del infante Don Carlos, que comenzaron a ser conocidos como «carlistas». Ya en septiembre de 1832, con el rey gravemente enfermo en La Granja de San Ildefonso, se produjo la revuelta de los partidarios el infante Carlos para hacerse con el poder, y aunque fracasó, el ministro Francisco Calomarde, próximo a las ideas apostólicas, consiguió la firma del rey en un codicilio que anulaba la Pragmática Sanción, con lo que el infante Carlos se convertía en el heredero. A pesar de ello, una vez recuperado, Fernando VII anuló el documento derogatorio y el 1 de octubre de 1832 destituyó el gobierno presidido por Calomarde, sustituido por el liberal moderado Francisco Cea Bermúdez, intentando ganarse, con una amnistía y algunas reformas políticas, el apoyo de los liberales a la futura Isabel II, al tiempo que destituía a los partidarios de su hermano Carlos de los puestos de importancia.

Este marchó en marzo de 1833 al exilio a Portugal, negándose a jurar a Isabel como princesa de Asturias, aduciendo que el rey Fernando VII no tenía potestad para promulgar la Pragmática Sanción y que, por tanto, seguía en vigor la Ley Sálica. El infante se proclamó rey con el nombre de Carlos V a la muerte de Fernando VII el 29 de septiembre, al tiempo que hacía un llamamiento al ejército para rebelarse. Consiguió un gran apoyo en el cuerpo de los Voluntarios Realistas.

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