domingo, 23 de septiembre de 2012

LA CASA DE "TOCAME ROQUE"....Post Jo




¿Cuándo comienza el fenómeno poltergeist?, la respuesta es muy simple y clara: desde el inicio de los tiempos; otra cosa es que se recogiesen en texto o en crónicas.

Ya en la antigüedad, algunos autores clásicos como Sócrates o Plinio el Joven, relataban en sus páginas diferentes hechos ocurridos de forma paranormal.

En España, la lista de casas o edificios que presentan algún caso de fenómenos paranormales o poltergeist es bastante amplia y, en muchos de estos casos, la historia acerca de los hechos acaecidos en estos lugares viene recogida en crónicas periodísticas o en actas policiales.

Las caras aparecidas en las paredes de una casa en Bélmez, los fantasmas del Reina Sofia y el caso de la Diputación de Granada, son solo algunos casos dentro de la rica y amplia experiencia paranormal en nuestro país.


Sin embargo, el primer suceso catalogado como un verdadero expediente “x” tuvo lugar en el año 1915 en la valenciana plaza del Esparto número 7, una pequeña plazuela situada en medio del famoso Barrio del Carmen de Valencia.





Aquella primavera de 1915

La historia comenzó en el entresuelo primero de dicho inmueble donde vivía la familia Colomero. Fue en la primavera de ese año cuando comenzaron a sentir y a percibir extraños ruidos que trascendieron, no solo al resto de sus vecinos de la finca sino a los de los edificios adyacentes y nadie sabía ni cómo ni porqué se escuchaban esos escándalos.

El tiempo fue transcurriendo y, con ello, aumentando el temor de estas buenas gentes que asistían, impotentes y aterrorizados a las manifestaciones que dentro de aquel edificio se producían. Tanto es así que, en el mes de junio el entonces gobernador civil, ordenó que se iniciaran las investigaciones por medio del juez don García Mustieles, admitiéndose por primera vez en la Historia de España un fenómeno paranormal.

Se procedió a investigar, casi piedra por piedra y palmo a palmo la procedencia de aquellos extraños y ensordecedores ruidos, quedando recogidos en los informes y actas policiales que allí mismo se levantaban y que, efectivamente, venían a confirmar los testimonios de aquellas gentes que aseguraban que, a determinadas horas, comenzaban a escucharse sonidos que no concordaban con la naturaleza del edificio.






No obstante, y aunque nadie negaba aquellos fenómenos, los alrededor de cuarenta agentes de policía que estaban destinados a las labores de rastreo e investigación vieron cómo el fruto de su trabajo no arrojaba resultado alguno que pusiese fin a aquel terror.

Ante ese fracaso, se intentó por parte de las autoridades zanjar el asunto achacando la causa a diferentes muebles como camas y armarios y a un tabique mal fabricado y que vibraba, con la vana intención de silencios y tranquilizar a los aterrados vecinos.

Pero lo cierto es que, a pesar de las explicaciones de los funcionarios, los extraños ruidos no solo continuaron sino que fueron incrementando su intensidad propagándose ya por las vigas del propio edificio.


El duende

La situación se tornó totalmente insostenible para aquellas humildes gentes en aquel verano de 1915. La ciudad de Valencia fue invadida por una oleada de noticias y rumores acerca del bautizado como “Duende del Esparto” que situaban en el epicentro de esta vorágine, la vivienda situada en la Plaza del Esparto.






Los periódicos de aquella época, algunos como Las Provincias o Levante, que siguen produciendo diarios hoy en día, se hacían eco de la noticia y saltaba a la calle con páginas que narraban aquellos extraños sucesos. En las cercanías de la placita, multitud de curiosos se agolpaban para intentar ser testigos oculares de aquellos prodigios.

Dichas manifestaciones o reuniones se llegaron a tornar en desgracia debido a las cargas policiales que se producían, ordenadas por las autoridades en un intento desesperado por mantener el orden y no provocar un pánico aún mayor.

Los oficios religiosos fueron incrementándose, seguramente ante la creencia de que, quien producía aquellos ruidos fuera un alma en pena y, estas buenas gentes, creyesen que rezando o encargando misas por él, este se apaciguaría.

Así transcurrió el mes de junio y parte del de julio en Valencia y cada vez los habitantes de aquel edificio se sentían más agotados y desesperados. Parecía que el nuevo inquilino no tenía intención alguna de marcharse de aquella casa.






Se intentó un último registro por parte de las autoridades municipales donde se llegaron a realizar pruebas con la tecnología más avanzada que existía en aquella época. Se registró minuciosamente la red de alcantarillado de casi todo el barrio, así como canalizaciones, posibles acequias y pozos que, por aquel entonces, eran frecuentes incluso en pleno centro de Valencia. Todo fue inútil.

Parecía que las fuerzas oscuras habían derrotado sin paliativos a toda una ciudad y que todos los medios que se pusieron al servicio de las autoridades para intentar explicar lo inexplicable, habían fallado estrepitosamente.
Un misterio todavía no aclarado

Y de repente al igual que comenzó el fenómeno, es decir, sin previo aviso, el 13 de julio se terminaron los ruidos y, con ellos, la desesperación y el terror de la familia Colomero y los demás vecinos de aquel inmueble, recuperando la rutina y la tranquilidad.

¿Espíritus, almas en pena, poltergeist, fenómenos de telequinesia?, la verdad pura y exacta es que nadie ha sabido explicar la procedencia de estos fenómenos tan aterradores.

Después de aquello, la prensa aparcó el temo de los espíritus, por lo menos durante algún tiempo, ya que hubo posteriormente otros casos en otros lugares de España, incluso más famosos que el que acabo de narrarles.

Pero este fue, sin duda, el primer caso de casa encantada en la historia moderna de España.



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