jueves, 25 de octubre de 2012

LA PESTE NEGRA....Post Jo


Muerte negra: la peste que asoló a Europa en la Edad Media

A mediados del siglo XIV, la humanidad soportó una de las más grandes catástrofes demográficas de su historia. Una gran epidemia que desde 1347 a 1350 azotó a casi todo el continente europeo, se trató de una epidemia de Peste Bubónica.

Durante la Edad Media, las enfermedades se propagaban con mucha rapidez dado que no se contaba con los avances en el campo médico que tenemos en la sociedad actual. El ser humano sólamente podía confíar en su sistema inmunológico para defenderse del ataque de virus y bacterias. Lógicamente es esta época las epidemias se propagaban con mucha rapidez ya que además las medidas de higiene en las incipientes y hacinadas ciudades eran precarias y la alimentación solía ser bastante deficiente. La concentración de personas en ciudades pestilentes, la contaminación de los pozos, la falta de organización sanitaria, las calles pobladas de cerdos y ratas, la invasión de pulgas, fueron una suma de factores que contribuyó a extender los casos de tifus, disentería y gripe.
Pero de entre todas  las epidemias que oscurecieron la Edad Media, fue la de la Peste Bubónica, conocida como “Peste Negra” la que entre 1348 y 1400 asoló a la población europea.

Época de epidemias

La información sobre mortalidad varía ampliamente entre las fuentes, pero se estima que alrededor de un tercio de la población de Europa murió desde el comienzo del brote a mitad del siglo XIV. Durante ese período fallecieron  entre un cuarto y la mitad de la población europea, desgraciadamente fué una una enfermedad letal, contra la que los europeos del siglo XIV carecían completamente de defensas.

Explicación sobrenatural

Ante el terror inmenso que provocó este mal desconocido, se buscó la explicación en lo sobrenatural. La peste se consideró un castigo divino por los pecados de los mortales. En plena desesperación, se buscaron culpables y víctimas que calmaran la ira divina. Se dijo que los judíos y los leprosos habían envenenado los pozos y se desencadenó una ola de violencia contra ellos.
Los hombres de esos tiempos estaban convencidos de que la podredumbre del alma se reflejaba en el cuerpo, y por eso los leprosos, por su mero aspecto corporal, se consideraban pecadores. También se desconfió de todos los extranjeros y de los peregrinos. Las ciudades y aldeas cerraron sus murallas para protegerse de la enfermedad.
El miedo a los “otros” (llámense judíos, extranjeros o leprosos) se propagó, y fue tan dañino como la peste porque causó persecuciones y muertes injustas que dificultaban aún más la resistencia de los debilitados pobladores. La ciencia médica de la época tenía creencias acerca de cómo se contaminaban los enfermos de peste, pero sin duda desconocían los mecanismos de transmisión: de esta manera la explicación de un Dios vengador, que castigaba a los pecadores, dominó las conciencias de los europeos medievales.

La peste bubónica;  la peste más común

La enfermedad se producía cuando una pulga infectada picaba a una persona o cuando ésta se infecta con materiales contaminados que entran por algún corte en la piel. A los pacientes se le hinchaban y dolían los ganglios (llamados bubones), tienen fiebre, dolor de cabeza, escalofríos y se sienten débiles. Lo de “muerte negra” se debió a que lo síntomas venían acompañados de manchas ocuras en la piel que delataban a quien empezaba a padecer la enfermedad.

 Propagación de la Epidemia de la Peste Negra

No está enteramente claro dónde comenzó la mayor epidemia del siglo XIV, quizá en algún lugar por el norte de la India, pero más probablemente en las estepas de Asia central, desde donde fue llevada al oeste por los ejércitos mongoles. La peste fue traída a Europa por la ruta de Crimea, donde la colonia genovesa de Kaffa (Feodosiya) fue asediada por los mongoles. La Historia dice que los mongoles lanzaban con catapultas los cadáveres infectados dentro de la ciudad. Los refugiados de Kaffa llevaron después la peste a Messina, Génova y Venecia, alrededor de 1347/1348. Algunos barcos no llevaban a nadie vivo cuando alcanzaron puerto. Desde Italia la peste se extendió por Europa afectando a Francia, España, Inglaterra (en Junio de 1348) y Bretaña, Alemania, Escandinavia y finalmente el noroeste de Rusia alrededor de 1351.
Se pensaba entonces que los monjes mendicantes, los peregrinos, los soldados que regresaban a sus casas eran el vehículo para la introducción de las grandes epidemias de un país a otro.
Esto pudo ser en parte cierto, pero sin duda el comercio fue más peligroso ya que los barcos llegaban a puerto y descargaban junto con las mercancías las ratas infectadas procedentes de países donde la enfermedad era endémica. Este fue sin duda el medio mayor de difusión.

Descenso demográfico brutal

“Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto Viviente que decía: “Ven”. Miré entonces y había un caballo verdoso; el que lo montaba se llamaba Muerte, y el Hades le seguía”. (Apocalipsis 6, 8).
Según las fuentes se hablan de una mortandad de incluso 3/4 partes de la población a consecuencia de la peste y es que se estima murieron más de 25 millones de personas solo en Europa, junto a muchas otras en África y Asia. Algunas localidades fueron totalmente despobladas con los pocos supervivientes huyendo y expandiendo a enfermedad aún más lejos. El descenso demográfico fue en algunas zonas realmente terrorífico. En China y en la India por ejemplo, la peste produjo entre los enfermos que la contrajeron una mortandad que iba del 60 al 90%, los índices de la pulmonar fueron prácticamente del 100%, de ahí que los cronistas de la época nos hablen de que desapareció una cuarta parte, la mitad, o incluso nueve décimas partes de la población.
 La gran pérdida de población trajo cambios económicos basados en el incremento de la movilidad social según la despoblación erosionaba las obligaciones de los campesinos (ya debilitadas) a permanecer en sus tierras tradicionales. La repentina escasez de mano de obra barata proporcionó un incentivo para la innovación que rompió el estancamiento de las épocas oscuras y, algunos argumentan, causó el Renacimiento, a pesar de que el Renacimiento ocurriera en algunas zonas (tales como Italia) antes que en otras. A causa de la despoblación, sin embargo, los europeos supervivientes llegaron a ser los mayores consumidores de carne para una civilización anterior a la agricultura industrial.

Teorías contradictorias sobre la Enfermedad

La peste volvió repetidamente y fue considerada como la misma enfermedad a través de los sucesivos siglos hasta los tiempos modernos cuando fue identificada la bacteria Yersinia pestis como la causante de la enfremedad.
Hasta hace poco  se ha creido que la peste negra fué producida por esa bacteria Yersinia pestis que se contagia por las pulgas con la ayuda de la rata negra (Rattus rattus) – que podríamos llamar hoy la rata de cloaca.
La evidencia definitiva a favor de esta teoría de la Yersinia pestis, fué a raíz del análisis de tejido de pulpa dental tomado de un cementerio en Montpellier de la epidemia del siglo XIV, que contenía DNA de Yersinia pestis, pero lo cierto es que nunca fue confirmado en ningún otro cementerio.
En Septiembre de 2003, un equipo de investigadores de la Universidad de Oxford reveló los sorprendentes resultados de pruebas hechas sobre 121 dientes de 66 esqueletos encontrados en fosas comunes del siglo XIV. Los restos no mostraron traza genética alguna de Yersinia pestis, y los investigadores sugieren que el estudio de Montpellier podría haber sido defectuoso.
Recientemente, los científicos Susan Scott y Christopher Duncan de la Universidad de Liverpool han propuesto la teoría de que la peste negra pudo haber sido causada por un virus similar al del Ébolay no una bacteria. Argumentan que esta plaga se extiendió mucho más deprisa y el periodo de incubación fue más largo que en el caso de las plagas causadas por Yersinia pestis. (Un periodo de incubación más largo permite que los portadores de la enfermedad puedan viajar más lejos e infectar a más personas que un periodo de incubación más corto.
Los estudios realizados a partir de los documentos en iglesias inglesas indican un largo periodo de incubación, de más de 30 días, y que pudo haber contribuido a la rápida propagación de la enfermedad, de hasta 5 km al día. La peste negra se propagó por zonas donde no hay ratas, como Islandia, fue transmitida entre personas (lo que ocurre raramente con Yersinia pestis) y algunos genes que determinan la inmunidad a virus parecidos al Ébola están mucho más extendidos en Europa que en otras partes del mundo.
El descubrimiento de esporas de ántrax en un cementerio de víctimas de la Peste Negra en Escocia y el hecho de que se sabe que se vendió carne de ganado infectado en muchas áreas rurales de Inglaterra poco antes del comienzo de la peste, han llevado a pensar al historiador Norman F. Cantor, en su libro In the Wake of the Plague (En el despertar de la peste, 2001), que la Peste Negra pudo haber sido una combinación de pandemias entre las que se podría encontrar una forma de ántrax. Cita, entre otras cosas, informes sobre los síntomas de la enfermedad que no concuerdan con los efectos conocidos de las pestes bubónica o neumónica.

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