domingo, 7 de octubre de 2012

EL PSICOPATA DE COSTA RICA....Post Jo

Entre los meses de abril de 1986 y octubre de 1996, los asesinatos de 19 personas conmovieron a toda Costa Rica. 14 mujeres y 5 hombres aparecieron muertos en esos 10 años, en ese país, en una zona conocida como «el triángulo de la muerte», ubicadas entre La Unión, en Cartago, hasta la llamada Alajuelita, en San José.

Todas estas muertes ocurrieron, al parecer, bajo un mismo guión y fueron ejecutadas con la misma arma. El autor de estos acontecimientos jamás fue capturado. 8 años después de los últimos asesinatos, descubrir la identidad del hechor se ha convertido en el más grande e histórico reto de búsqueda para la Policía de Costa Rica.

Su nombre aún no se conoce, pero todos le llaman «El Psicópata». Los periodistas Ronald Moya y Adrián Meza, del diario La Nación, de Costa Rica, han publicado en los últimos días una serie de reportajes sobre este tema, del cual se tiene como principalsospechoso a un costarricense oriundo de Nicaragua, miembro de la «contra» que combatió contra el gobierno de Nicaragua en los años 80 y que, por demás, fue asesinado en marzo de 1998. Se cree que alguien le aplicó la misma medicina que en vida «recetó» a sus 19 víctimas.

Para iniciar con esta versión de lo publicado en La Nación, vale decir que la mayoría de las muertes que le atribuyen a «El Psicópata», ya no se podrían juzgar por estar prescritas. Sus primeras andanzas iniciaron en abril de 1986, cuando en el llamado cerro San Miguel, en Alajuelita, fueron asesinadas 7 mujeres; y terminaron con las muertes de Mauricio Cordero López e Ileana Álvarez Blandón, el 26 de octubre de 1996, en un lugar llamado Patarrá de Desamparados.

QUIEN ES «EL PSICOPATA»

Todas las pesquisas del Organismo de Investigación Judicial, OIJ, de Costa Rica, llevan hasta la figura de un ex «contra» que, se dice, luchó en el grupo rebelde Alianza Revolucionaria Democrática, ARDE, que dirigió el comandante Edén Pastora. Nació enManagua en 1948 y a los 12 años se metió a la Guardia de Somoza. «Todo eso le dejó una gran experiencia militar. Era un francotirador preciso», dicen los reportes de La Nación.

La primera vez que llegó a Costa Rica fue en 1979. De 1983 a 1984 trabajó en la desaparecida Policía Metropolitana y, curiosamente, el sitio donde patrullaba todas las noches, Curridabat, Patarrá y San Antonio de Desamparados, fue donde años más tarde se cometieron los asesinatos. En diciembre de 1985 volvió a Costa Rica con un grupo de ex guerrilleros; y he aquí otro hecho curioso, las 2 casas que compró estaban ubicadas en las zonas aledañas donde ocurrieron las muertes.

Era un «hombre solitario que no permitía que nadie visitara su casa». Es más, dicen que vivía con su esposa y sus 3 hijas y que las protegía tanto que no permitía que amigos o novios de las muchachas visitaran su casa. «No tenía antecedentes de violencia doméstica. Siempre fue una persona tranquila. Solía visitar clubes nocturnos. El día que murió estuvo en uno».

Sostuvo muchas relaciones cortas con varias mujeres, dicen las investigaciones del diario La Nación, sin embargo, las odiaba y por ello eran su principal presa, dicen los agentes del OIJ. Los policías que en los últimos 4 años han retomado este caso coinciden, según La Nación, en que tuvo una vida marcada por el maltrato materno; y de ahí le devino el resentimiento.

Nació de una relación de su madre con su patrón, un alto militar que la corrió de su casa cuando se enteró del embarazo. Tras su nacimiento, la madre empezó a maltratarlo con frecuencia (...) y a causa de esas agresiones, el menor se enlistó en la Guardia de Somoza los 12 años. «Unos 4 ó 5 años después se unió a una mujer que posteriormente lo intentó envenenar por una relación que ella tenía con otro hombre».

Aparte de ser policía y guerrillero, «El Psicópata» fue escolta de empresarios y taxistas. Esa experiencia de militar le valió para actuar de esa manera en escenarios rústicos. Y algo que le da más pistas al OIJ, es que las balas con que mató a sus 19 víctimas, una subametralladora M-3, eran las que usaban en abundancia los rebeldes que combatieron contra el gobierno de Nicaragua en los años 80. De eso, el OIJ no está muy seguro. Algunos creen que era más bien un arma corta. El arma aún no ha sido localizada. Para los jefes del OIJ, esa será la clave. SALIA Y ENTRABA DE COSTA RICA

Cuando ocurrió el múltiple homicidio de las mujeres, en 1986, el sospechoso salió desde temprano de su vivienda. A su esposa le dijo que iba a la frontera norte a visitar a su madre. Días después regresó con una fotografía que, al parecer, tomó de un periódico sobre la situación en la zona frontera para decir que estuvo allá. Pero sus movimientos migratorios revelan que no salió del país durante los 4 años posteriores al crimen en las cercanías de Alajuelita. En ese período, 9 personas fueron asesinadas en 5 ataques ocurridos entre los años 1986 y 1989.

Según las publicaciones de La Nación, entre 1990 y 1995 no hubo muertes porque, mediante un examen a su expediente en la Caja Costarricense de Seguro Social, descubrieron que padeció de la próstata y otros trastornos urológicos en ese tiempo, «lo cual lo obligó a recibir atención médica con frecuencia».

En febrero de 1995 llegó a Costa Rica de Estados Unidos; y un mes después, el 17 de marzo de 1995, se supo del asesinato de Marjorie Padilla Sequeira, con un disparo en la espalda, en Higuito de San Miguel, Desamparados. El 19 de octubre de 1996 volvió de Nicaragua y el día 25 ocurrió el último ataque atribuido a «El Psicópata». Ahí murieron Ileana Alvarez Blandón y Mauricio Cordero. Un mes después volvió a salir del país.

SOLO UNA LE SOBREVIVIO

Hasta ahora, el único retrato que existe de «El Psicópata» es uno hablado (aparecido en La Nación días atrás), hecho por los relatos de una mujer que, cuando tenía 19 años, fue atacada por él al salir de un salón de baile llamado Estrella Roja, en San Diego de La Unión. La aludida hoy tiene 33 años, es operaria industrial y una de las principales testigos de esta historia de tintes novelescos.

La noche del 20 de agosto de 1988, ella y un amigo se «toparon» con un hombre que vestía chaqueta de cuero negro y una boina azul. Tenía bigote y era moreno. El tipo salía de un cafetal como enloquecido, con una ametralladora. Les gritó: ¡Alto, policía, métanse al cafetal!. «Su mirada era terrible, como un loco y nos encañonó. Se veía que venía huyendo», relató la señora a los periodistas de La Nación.

Todo pasó en segundos. La señora gritó y, aunque la policía corrió hacia el lugar donde ella estaba, no halló al hombre. Pero ese poco tiempo en que lo vio, a la señora se le grabó la imagen del forajido y desde entonces ha brindado su testimonio para los retratos hablados de la Policía. Esa noche, y minutos antes de encontrarse con ella, «El Psicópata» había matado a una pareja en San Vicentede La Unión.

DEMASIADAS COINCIDENCIAS

La OIJ de Costa Rica, en la voz de su subdirector Gerardo Lézcarez, ha reconocido que se cometieron muchos errores en las pesquisas de este caso. 16 años después de los primeros hechos, Lézcarez dice que las investigaciones tomaron un camino equivocado y por eso le perdieron el rastro. Uno de los fallos fue haberle atribuido estos crímenes tan complejos a dos sujetos llamados José Luis Monge «Tres Pelos» y a Arnoldo Mora Portilla «Arnoldillo», que tenían antecedentes pero no actuaban de forma tan organizada.

Lézcarez dijo a La Nación que la policía no estaba preparada para una investigación de un crimen tan complejo. A las siete mujeres asesinadas les dieron un tiro de gracia, lo que dice que no se trataba de un caso de delincuencia común. Por este caso estuvieron detenidos «Tres Pelos» y «Arnoldillo», pero ahora el OIJ dice que hay muchas coincidencias que «calzan».

«Fue guerrillero, registra antecedentes de francotirador, ha entrado y salido del país en fechas próximas a los crímenes, se conoce que anduvo con 3 guerrilleros en la época del crimen de Alajuelita. Fue policía, le gustaba deambular por los cafetales donde acechaba ‘El Psicópata’. Además, está ubicable cerca del lugar de los hechos», dice Lézcarez. Ahora sólo necesitan hallar el arma. La subametralladora M-3.

Pero, junto a la subametralladora, también han cifrado sus esperanzas de aclarar el caso, en una huella dactilar y otra de la palma de la mano. La dactilar es de 1986, cuando en Alajuelita fueron asesinadas 7 mujeres. «Y la huella palmar se encontró en la ventana de un carro parqueado frente a la casa de Ligia Camacho Bermúdez, asesinada en su casa, en San Antonio de Desamparados el 14 de julio de 1987».

Ambas huellas están dañadas, sobre todo la dactilar. Pero, dice La Nación, con la huella palmar existe el problema de que no hay en Costa Rica una marca de esa parte del cuerpo de «El Psicópata». Para ello, buscarán en Nicaragua alguna huella de las manos para efectuar la confrontación respectiva.

LA MUERTE DE «EL PSICÓPATA»

El día 19 de junio de 1998, 4 personas encontraron 3 osamentas regadas en una quebrada del Parque Nacional Braulio Carrillo, cerca de la carretera San José-Guápiles. Según La Nación, la policía determinó que las víctimas murieron en tiempos diferentes, razón por la cual se estaba ante los crímenes de un asesino en serie y no frente a una ejecución múltiple.

Tiempo después, el OIJ dijo que las víctimas eran 3 nicas que fueron reportados como desaparecidos. La Policía analizó 30 denuncias de desaparecidos y una de ellas pertenecía a alguien que ahora se sospecha es «El Psicópata», que había desaparecido el 25 de marzo de 1998. «Este ex guerrillero tenía un pin en su pierna derecha el cual apareció entre los huesos. Además, su familia reconoció la ropa hallada».

La Policía empezó a reconstruir las últimas horas de las víctimas. Sin proponérselo, fueron descubriendo detalles que calzaban con el perfil que tenían de «El Psicópata» y entonces se encendió la alerta. Eso se agrandó aún más, dice La Nación, cuando la familia entregó una chaqueta y unas balas que eran del hasta entonces desaparecido y ahora principal sospechoso.

¿Quién lo mató?. Una de las hipótesis es que pudo haber sido un joven costarricense de 26 años, quien tiene un marcado resentimiento contra los nicas debido a una violación que de niño sufrió por parte de un zapatero oriundo de este país.

La OIJ ha calificado a este costarricense como un asesino en serie, que dijo ser conocido del ex guerrillero. La noche en que murió, según la OIJ, supuestamente lo iba a llevar a su casa en su carro, un Nissan Sentra rojo. Pero no lo llevó a la casa, sino que se dirigió al llamado cerro Zurquí para matarlo. La versión del OIJ es que lo mataron en una disputa personal que se produjo en un bar capitalino. Dicen que lo habían drogado con cocaína.

Las publicaciones de La Nación afirman que dos años después de esclarecida la muerte del supuesto psicópata, en el año 2000, el tico de 26 años fue sentenciado a prisión. Ahora, sólo falta esperar las pruebas de las huellas dactilares y palmares, y encontrar el arma M-3, para saber si el ex guerrillero de ARDE, ex policía, ex taxista y costarricense de origen nicaragüense, fue quien mató a las 19 personas en el llamado «triángulo de la muerte», entre 1986 y 1996.

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