viernes, 12 de octubre de 2012

LORD LUCAN; EL ASESINO DE SANGRE AZUL...Post Jo



La aristocrática familia Lucan estaba acostumbrada a un cierto grado de ignominia a causa de las actos protagonizados por sus antepasados: el tercer conde, por ejemplo, fue responsable de la masacre de 600 personas durante la carga de la Brigada Ligera. Pero cuando nació Richard John Bingham el 18 de diciembre de 1934, el sexto conde de Lucan y su esposa Kait no podían imaginar que las acciones de su hijo, conocido como John, harían palidecer las fechorías de sus ancestros.



Los primeros años de la vida de John fueron bastante nómadas debido a la guerra. Él y sus hermanos pasaron una temporada en los Estados Unidos atendidos por sirvientes y niñeras y, tras el conflicto, regresaron a casa. John fue a Eton, y con sus más de 1,90 metros de altura destacó en las competiciones de lanchas motoras; pero también se aficionó al juego, lo que finalmente sería su perdición.

Pasó una temporada en el ejército y desarrolló un breve carrera en la banca mercantil, pero, en 1960, tras ganar 26.000 libras en 48 horas, lo que le valió el sobrenombre de Lucky Lucan ( En inglés, juego de palabras que significa “afortunado Lucan”), decidió dedicarse profesionalmente al juego. Su lugar predilecto era el casino Clermont Club, en Berkeley Square, en Londres.



Lord Lucan Y Veronica Duncan de recién casados el 28 de Noviembre de 1963


Contrajo matrimonio con Veronica Duncan en marzo de 1963 y se trasladaron a Lower Belgrave Street, en el adinerado barrio de Mayfair, muy cerca del Clermont Club. Al morir su padre dos meses después, John heredó el título de conde de Lucan, convirtiéndose en el séptimo conde. Veronica, la condesa de Lucan, como era conocida, dio a luz a tres hijos entre 1964 y 1970. Con cada nacimiento sufrió depresión posparto y fue tratada con distintos antidepresivos que en los años siguientes afectaron a su salud mental, aunque pudo seguir cuidando de sus hijos.

En un primer momento fue comprensivo con los problemas de salud de su mujer, pero más tarde la insatisfacción de Lucan aumentó y el matrimonio se fue deteriorando. Las crecientes deudas de juego no hicieron más que añadir más presión a la situación, e incluso se comentaba que el trato hacía su mujer se tornó violento. El matrimonio se separó en 1973 y Lucan abandonó el hogar familiar de Lower Belgrave Street y se trasladó a la planta baja de un edificio en la cercana Elizabeth Street.


Sandra Rivett, la niñera asesinada.


En su intento por lograr la custodia de los niños, contrató a detectives privados para espiar a su mujer e intentó provocarla por teléfono para que tuviese respuestas violentas, pero, a pesar sus esfuerzos, en junio de 1973 le concedieron a ella la custodia exclusiva. En aquel momento sus deudas habían crecido de forma considerable, y también la acritud hacia su esposa por el hecho de ocupar la casa familiar, la cual, si se vendía, acabaría con sus problemas financieros de inmediato. Al parecer llegó a comentar a más de una persona que deseaba matar a su esposa y así recuperar su hogar y a sus hijos.


Lady Lucan tenía una niñera interna, Sandra Rivett, que se encargaba de atender a los hijos. Ambas, casualmente, tenían una constitución y altura similares. Normalmente Sandra libraba las tardes de los jueves, pero, el jueves 7 de noviembre de 1974 se encontraba en la casa. Poco antes de las nueve de la noche se ofreció a hacer té para lady Lucan y su hija Frances, y se dirigió escaleras abajo a la cocina del sótano para prepararlo.

Después de quince minutos, como no regresaba, lady Lucan bajó para ver qué sucedía. Al llegar a la altura de la planta baja y comprobar que las luces del sótano no estaban encendidas, llamó a Sandra. En ese momento alguien la golpeó brutalmente en la cabeza con un objeto contundente. Cuando empezó a gritar, el agresor le introdujo los dedos en la boca para que callara, a lo que lady Lucan respondió agarrándolo por los testículos y obligándolo a que la soltara.

Es a partir de este punto cuando el relato de los acontecimientos varía dependiendo de si uno acepta la versión de lady Lucan o la de su marido, quien comentó los hechos con varias personas, bien cara a cara, por teléfono o a través de las cartas que dejó.

Lady Lucan afirma que fue su marido quien la atacó y que este admitió haber matado a la niñera. La mujer supuso que lord Lucan había confundido a Sandra con ella, pues el sótano estaba a oscuras, sus constituciones eran similares y él sabía que la niñera normalmente tenía libre la noche del jueves. La esposa se percató de esto en el acto y, consciente del peligro que corría, decidió ganar tiempo permitiendo que su marido la llevara al piso de arriba. Una vez allí, lord Lucan entró al baño en busca de una toalla para las heridas, momento que ella aprovechó para escapar. Corrió a la calle y entró a un pub cercano, The Plumber’s Arms, donde avisaron a la policía.

Los agentes irrumpieron en la casa, pues temían por la seguridad de los niños, pero los localizaron sanos y salvos en la cama. Hallaron sin embargo el cuerpo de Sandra Rivett dentro una bolsa, en el sótano, además de un trozo de tubería de plomo deformada y cubierta de cinta adhesiva cerca de la entrada principal. Lord Lucan había desaparecido, y en el registro de su piso únicamente encontraron su cartera, pasaporte, carné de conducir y las llaves del coche.

Mientras tanto, lord Lucan intentaba sin éxito conseguir la ayuda de una amiga que vivía por las inmediaciones, Madeleine Floorman, y acto seguido llamó a su madre para contarle que lady Lucan estaba herida y pedirle que fuera a recoger a los niños a casa. Cuando llegó, la policía ya estaba allí, pero se llevó a los nietos con ella.



Lucan, entretanto, cogió un coche que tomó prestado de un amigo y condujo hasta Surrey, donde vivía otra buena amiga, Susan Maxwell-Scot. Allí le contó su versión de los hechos: pasaba por la casa aquella noche, y cuando miró al interior, vio a su mujer peleando con un desconocido. Inmediatamente corrió a ayudarla, entró al hogar y bajó al sótano, donde resbaló con un charco de sangre. Acto seguido el asaltante escapó. Su mujer sufrió un ataque de histeria y lo acusó de haber contratado a alguien para matarla. Al intentar ayudarla, ella salió corriendo y entonces se dio cuenta de que lo mejor era abandonar también el lugar.

Para reforzar su versión envió una carta a su cuñado, Bill Shand-Kydd, con quien no había podido hablar por teléfono. En ella insistía en los problemas mentales de su mujer y sugería que sufría delirios paranoicos. Volvió a llamar a su madre y esta lo advirtió de que la policía estaba en la casa y que querían hablar con él. Prometió ponerse en contacto al día siguiente.



Al darse cuenta de la gravedad de su situación, Lucan se marchó de la casa de su amiga Susan a la 1.15 de la madrugada en el coche que le habían prestado y, desde entonces, no se lo volvió a ver. El automóvil fue localizado algunos días después en Newhaven y allí la policía encontró una tubería de plomo similar a la utilizada en el crimen. El dueño del vehículo recibió por correo una nota de Lucan en la que declaraba su inocencia y calificaba los hechos como una desafortunada coincidencia, además de confesar que su principal preocupación era proteger el bienestar de sus hijos.


El 5 de junio de 1975 comenzaron las pesquisas sobre la muerte de Sandra Rivett. Se tomó declaración a todos aquellos que habían presenciado los hechos de aquella tarde, incluida lady Lucan, a pesar de que en aquella época las mujeres no estaban obligadas a testificar contra sus maridos. También se aportaron como pruebas muestras de sangre y de fibras, aunque en aquel entonces los análisis forenses se encontraban apenas en sus comienzos.

Convencido por las pruebas presentadas, el jurado tardó tan solo media hora en acordar el veredicto que declaró a lord Lucan culpable de asesinato. Debido a las protestas que generó el fallo, el Parlamento aprobó posteriormente un proyecto de ley por el que se inhabilitaba a los tribunales forenses para dictaminar sobre asesinatos.


Aunque lo más probable es que Lucan se suicidara poco después de los acontecimientos de aquel 7 de noviembre de 1974, corrió el rumor de que había conseguido escapar con ayuda de sus acaudalados amigos. A lo largo de los años se han multiplicado los testimonios de personas que aseguran haberlo visto en lugares tan dispares como Australia o Sudáfrica. Más recientemente se ha afirmado que su cuerpo se encuentra en la finca de Maxwell-Scott y que su coche lo llevaron hasta Newhaven para confundir a la policía, pero no se han encontrado pruebas que demuestren esta tesis.

A pesar de que la mayor preocupación de Lucan era el bienestar de sus hijos, sus  intentos por limpiar su nombre solo los ha servido para causarles dolor en los años posteriores. El hecho de que no se haya encontrado el cuerpo y no exista un certificado de defunción resulta especialmente difícil dada su condición de aristócratas. La crisis financiera que comenzó con las deudas de juego empeoró con las enormes costas legales que tuvieron que afrontar para intentar liquidar sus bienes. Aunque se declaró a lord Lucan oficialmente muerto en 1999, la reclamación por parte de su hijo del escaño de su padre en la Cámara de los Lores fue denegada. Tuvo que conformarse con el título de cortesía de lord Bingham.

Gran parte de la aristocracia partidaria de Lucan sostiene que su mujer fue la responsable de sus aprietos y que sus continuos problemas de salud mental también causaron el alejamiento entre ella y sus vástagos. Su hijo George aceptó que sus tíos lo adoptaran a los 15 años, cuando lady Lucan fue ingresada en un sanatorio psiquiátrico. George fue acusado por su madre de robarle pertenencias de su casa durante su ausencia, mientras que Camilla, la hija menor, se negó a aceptar la muerte de su padre y no invitó a su madre el día de su boda.

Lady Lucan no ha vuelto a casarse.




FUENTE: CRIMEN & INVESTIGACIÓN



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