Originarios de Jutlandia, hoy Dinamarca, los jutos, pertenecieron a los pueblos bárbaros, considerados así por los romanos, según su criterio, por sus costumbres primitivas, y vivir fuera de los límites del imperio romano. Bárbaro significaba extranjero.
Eran germanos, y compartían el territorio con algunos pueblos vecinos, de similar origen. Al norte de ellos, se ubicaban los danios, que dieron origen al pueblo danés. Por el sur se instalaron los sajones, y al este de éstos, los anglos. En las islas del este se constituyó el asentamiento de los frisios.
Britania era una provincia romana, donde la cultura de este pueblo no se impuso por completo, salvo en algunas áreas urbanas. Los sajones habían siempre intentado pero en vano, detenidos por las flotas romanas penetrar a la Britania por el este. Pero el siglo V se mostraba más proclive a la invasión, ya que las fuerzas romanas habían emigrado para defender la metrópoli de otras invasiones. La pequeña población de celtas eran los que dominaban el espacio rural, con poca fuerza debido a su escaso número y falta de cohesión. Esta situación fue aprovechada por los jutos y sus vecinos, que cruzaron el canal de la Mancha y emprendieron una guerra contra los celtas que se defendieron con bravura, pero debieron refugiarse en Gales e Irlanda.
Instalados en Britania, estos pueblos bárbaros, de tradición naviera, se repartieron el territorio conquistado, formando una heptarquía (siete reinos) y haciendo desaparecer la lengua latina y la celta, imponiendo su lengua germánica, y la religión pagana. Les gustaba la vida rural y libre. Kent, Hampshire y la isla de Wight, fue el reino que dominaron los jutos junto a los suevos, que provenían del norte del territorio alemán. La influencia de los jutos se canalizó sobre todo en Kent, aunque los hallazgos arqueológicos muestran que también allí, influyeron los francos y noruegos.
El rey de Kent, llamado Ethelberto, de religión pagana, en el siglo VI se unió en matrimonio con la hija cristiana del rey de Francia, llamada Berta, autorizándola a seguir practicando esa religión. Era un hombre tolerante y amante de la libertad. En el año 596 llegó a Kent, con capital en Cantorbery, San Agustín, acompañado de sus 39 monjes. Fue el rey Ethelberto, el primero en recibir las aguas del bautismo, cuyo ejemplo siguió el resto de la población.
La historia de este pueblo, y de oros, pudo conocerse gracias al relato de Beda el Venerable, que vivió entre los años 673 y 735, monje de la orden de los benedictinos, que contó la historia eclesiástica del pueblo ingles, desde que el territorio de Inglaterra fue ocupado por el pueblo romano, hasta el año 731.
Los jutos no eran muy numerosos, y pronto se fueron asimilando a otros pueblos, para casi desaparecer, hacia el siglo VIII.
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